martes, 29 de enero de 2008

lunes, 28 de enero de 2008

Imagen / reflexión


Dudé en publicar esta imagen. Es de un periódico hindú, no parece trucada. Sin embargo, los profundos significados que de ella se desprenden me han dejado absorto.
No es tiempo de conceptos y juicios apresurados, sí de imágenes, sentimientos, la simplicidad y complejidad del ser. ¿Qué se puede agregar a esta imagen?

jueves, 24 de enero de 2008

Un ejercicio

Todo lo pensado es definible incluso lo que no tiene definición, a saber lo indefinido, todo lo definible es determinado pues excluye su opuesto que por definición solo es limite de lo definido, no se pueden pensar simultáneamente blanco y negro sin requerir de otra definición que a su vez tendrá su opuesto y así sucesivamente. Por lo tanto todo lo pensado es determinado, por carecer de la posibilidad de la simultaneidad.

Sin embargo coexistimos.

miércoles, 23 de enero de 2008

LUISITO (cuento)

Chamig@s ahí va este cuentito, si así puede llamarse. ¿Tiene alguna relación con nuestra asignatura, "Historia del Pensamiento"? ¿O son locuras mías?


LUISITO

- “ Arbolito,¡ quieto! ¡Dejame dormir! ¡El viento se fue…está lejos…lejos…!” Hecho un ovillo, Luisito quedó dormido en medio de los tres brazos del sauce llorón que emergían de su grueso tronco.
Una brisa suave y rayos tibios jugaban con las hojas verdes del árbol y cuidaban el sueño del niño. Le acariciaban el cuerpo mientras los ángeles le mostraban castillos, montes y ciudades hermosas, limpias y sin ruidos.

- “¡Luisito, Luisito! Otra vez en el árbol. Bajá a cenar”. La voz de Margarita trepaba por la pared del rancho y el cuerpo rugoso del horcón del medio. Arriba del techo florecía el sauce llorón, como protegiendo la desvencijada casita.
- “Bajá, m´hijo…”
Un gurisito de unos siete años sacó su cabecita entre la cabellera del sauce, acarició las ramas y descendió por la escalera de palos que estaba recostada en la casa.
- “Es muy bueno, mi sauce, mamita. ¡Me hace dormir de lindo!”.
- “Son ocurrencias de gurises, m´hijo. El árbol no te cuida ni te hace dormir. No le digás nada a tu padre. Sabés que se enoja con estas cosas”.
- “¿Por qué los animales no les hablan a Ustedes los grandes, mamita? ¿O se han olvidado? Yo te haré recordar, ¿querés?”
.

El barrio de la casa-árbol está ubicado en un inmenso zanjón. El conocido Varadero Sarsotti de la Ciudad de Santa Fe. Rodeado por autopistas y altos terraplenes para contención de las crecidas de los ríos Paraná y Salado. Al norte lo para en seco y lo protege el largo puente carretero que une las ciudades de Santa Fe y Santo Tomé y cruza sobre el Río Salado que desemboca allí mismo en el Paraná. Al Sur está contenido por el alto terraplén que cuida la Ciudad de Santa Fe de las violentas crecidas de ambos ríos; cerca de este terraplén una autopista que sale para distintos lugares. Al Este lo separa una ancha y rápida avenida de circunvalación que lo separa del Barrio Centenario. ¡La única avenida que le da otredad del mundo urbano! Al Oeste nuevos terraplenes que lo protegen de las crecidas del Salado. Allí, entre éstos gigantescos paredones y autopistas, ha quedado un hueco de unas 40 hectáreas Casuchas de todo tipo fueron tapando el barro y la humedad. La municipalidad diseñó una planimetría pero el imperio de la vida se impuso a la burocracia soñolienta. El barrio del olvido se yergue allí, maloliente y mugriento.
Los primeros en llegar ocuparon los lugares más altos; los últimos se acomodaron en espacios eternamente húmedos. Unos palos y unas chapas sirvieron de piso y encima algunas latas como techo. Las paredes eran hechas de cartones, tablas o nylones viejos.
A la menor lluvia Varadero Sarsotti se inunda de forma casi completa; solo algunas casas escapan de las aguas pues no existe ningún desagüe. Hay que esperar la evaporación perezosa y grasienta. Moscas, mosquitos y jejenes completan esa existencia herida.
El ranchito de los Pérez es conocido por todos por un hecho que llama la atención. El horcón central, hecho de un sauce originario de la zona, en lugar de secarse, floreció y era un árbol enhiesto encima de la casa.

- “Tomá la sopa, m´hijo”. Margarita le tendió un jarro humeante y renegrido, un tazón hecho con una lata de duraznos al natural.
Luisito bebió en silencio.
- “Comé esta papa y este pedazo de repoyho, con este pedacito de pan…Después te vas a dormir, antes que vengan tus hermanos y papá.”
- “¿Porqué mamita? Aún es temprano….no es de noche todavía”.
- “Te pondré la cabeza al lado de tu árbol, así nadie te gana el lugar…y él te contará cosas hermosas”
.

Con este argumento el niño apuró la comida y se fue al lugar de sus amores. La madre lo tapó con ropa vieja y al poco rato volaba por mundos azules, verdes, amarillos, rosas. Todos perfumados.

2.-

El amanecer goteaba humedad. La autopista de circunvalación que corría sobre el barrio y donde se recuesta uno de los tantos brazos del Paraná estaba limpia y callada. El río, los árboles, las islas vecinas, transparentes como el cristal, contrastaban con la densa niebla que cubría Varadero Sarsotti. Sobre esa nube lechosa sobresalía en el medio un sauce llorón.
Como insectos emergieron de esa nube gris y pastosa hombres, mujeres y niños arrastrando miserables carritos. Se dirigían a la ciudad. Cirujas mañaneros. Se cruzaron con chiquillas con vestidos cortitos y labios pintados que ingresaban en ese momento al lugar aún informe. Se saludaron y cada cual desapareció entre las brumas o en la lejanía de la ciudad que comenzaba a brillar.
Un sol grande y rojizo abrió sus ojos detrás de las islas. Patos y garzas comenzaron a desperezarse. Algunos dorados, quebrando el espejo, saltaban en el brazo del río: un relumbrón de fuego. Los rayos de luz se metieron en la cóncava niebla y la revolvieron; paladas de luz desde la tierra tiraban hacia arriba la nube mugrienta. Hasta que apareció el barrio todo mojado. De los agujeros de las casas salieron mujeres y una multitud de chiquilines.
Hervía la cacerola en el fogón cerca del rancho.

- “Tomemos, m´hijo, un jarro de mate cocido y nos vamos a laburar ”, sonó dormida la voz de Margarita.
Al rato Luisito y su madre estaban detrás de la casa, en la montaña de basura que habían traído el padre y los hermanos la noche anterior. Separaban con agilidad los trapos por un lado, botellas por otro, papeles en un costado, plásticos en otro. Y de tanto en tanto encontraban restos de comida…era cuestión de lavarla y ya tenían para el almuerzo y a veces también para la cena.
Luisito era el menor de ocho hermanos, todos varones. Solamente tres vivían con los padres. ¿Y los demás? Habían cruzado la rápida y única avenida…desaparecidos. Como sucedía con la mayoría de los chicos de doce o trece años, así como las chicas de la misma edad o un poco mayores. La Ciudad se los devoraba. Volvían en excepciones de visitas, cuando la necesidad apremiaba o el escondrijo era el salvavida.. Siempre de incógnito se retiraban a la brillante ciudad, lejos de las miasmas de Varadero Sarsotti.

- “Terminamos, mamita. Papá no me lleva a cirujear. Lo lleva a Marcos y a Esteban”.
- “Sós muy chico, te llevará cuando te compongás del pecho. Hoy no fuiste a la escuela”.
- “ Me gusta ir a la escuela, mañana iré”
. Se dio vuelta, se acercó a su árbol y lloró en el tronco. Le dijo que los compañeros le exigían integrar una banda para salir a robar, que él no quería…entonces le gritaban marica y le escupían.

3.-

A la vera del río, en la gigantesca y umbrosa soledad, Luisito pescaba con dos cañitas. Había extraído varios moncholitos y mojarras. Al principio sentía mucha pena matarlos hasta que un día un sapo le dijo que si era para su alimento, no temiese…que los pececitos estarían contentos. Era la ley de la vida. Volvió a explicarle y comprendió.
Luisito cuidaba de los sapos, de las ranas y de cualquier bicho encontrado en agujeros, cuevas, matorrales. De tanto observarlos, comenzó a hablar con ellos, y éstos le respondían. Fue un lento aprendizaje.
Por las garzas tenía debilidad. Siempre tan esbeltas, silenciosas, observadoras, capaces de escuchar. Un día le preguntó a una:

- “ Garcita, ¿Por qué siempre tan lejos? ¿Porqué no te acercás?”
- “Tan lejos, ¿de qué?, amigo mío. Estoy cerca”.
- “ Lejos de nosotros, de mí…eso quise decir…”
- “ Sós un niño bueno, acercate despacio”
. Y así lo hizo el gurí, metiéndose entre los pajonales, se aproximó hasta donde estaba la garza.
- “ ¡Qué hermosa sós! Que lindos son tus ojos, garcita!”
- “Agradecé, niño, es un regalo. No es producto mío. Te contestaré sobre mi lejanía…”
- “ ¡Sí, Sí!”.
- “El ser humano es el único animal destructor. Por eso todos le tememos. Así como es capaz de cosas nobles, es violento y puede destruir lo mas bueno y hermoso”.
- “¿Porqué los jefes hacen matar a quien no cumple órdenes?”
- “Por el poder y los placeres torcidos”
, dijo la garza.
- ¿Y por eso hay vendedores de “paco” ?
- ¿Y fiolos?
- ¿Y padres que pegan? ¿Y hombres que golpean a las mujeres y las matan?
- “Sí”
, lloró la garza. Despacio levantó vuelo. Hizo tres círculos alrededor del chico. Se detuvo en el aire, lo saludó y se fue.
Luisito después de haber movido los ojos alrededor de la garza, de forma concéntrica y neurolinguística sintió una gran paz. El cielo azul. Todo quietud.

4.-

Varadero Sarsotti tiene una población en la actualidad un poco mayor a las 2600 personas y es la de mayor crecimiento en la provincia de Santa Fe. La mitad tiene menos de 15 años.
Que todos trabajan es una forma de hablar. Algún tipo de laburo realizan. Algunas mujeres cruzan a Santa Fe y pasan ciertas horas como sirvientas. Otras, con sus chiquitos, también pasan, pero mendigan en lugares estratégicos. La prostitución de mayores, jóvenes y niñas es común. El cirujeo es bastante generalizado entre los chicos, adolescentes y viejos. Algunos hombres son peones de albañil; algunos pocos, pescadores; muchos, changarines en diversas tareas. Y los otros se agrupan para rapiñar en la ciudad, o son fiolos, o venden “merca” dentro y fuera del barrio.
Prácticamente todos poseen los 150 pesos mensuales que da el gobierno a jefes y jefas de hogar.
Hay una sola escuela hecha a pulmón por un cura gaucho. Un jardín de Infantes. Una capilla. Y un comedor para el guriserío. Existen 900 chicos potencialmente matriculables para la escuela. Figuran 100. Aparecen para la hora del almuerzo. Muchos días del año van a clase entre 8 y 12 niños. Es la lógica de la vida; el imperio de la subsistencia, en esa eterna humedad. A menudo el agua permanece semanas y semanas en las casuchas y no da lugar para perder tiempo llenando el coco con cosas inútiles.
Un día un arzobispo, en tiempos idos, fue de visita a esa mugre y le preguntó a un niño, frente a toda la escuela, “¿Qué deseas ser, hijo, cuando seas grande?”.

_ “¡Fiolo!, señor. ¿Y ese anillo, me lo regala?”
. El príncipe de la Iglesia escondió rápido la mano.

En los discursos dirigenciales brilla la pedrería imaginaria, las promesas con juramento, ideales color rosa para un mundo inexistente, mientras en Varadero Sarsotti impera la vida con sus urgencias. Las cosas y la vida por un lado, los discursos y la escuela por otro.

5.-

Las dos maestras despedían a los alumnos.

- “Chicos, los esperamos mañana….”
- “¿Qué te sucede Luisito? Estás triste. Hoy algo sucedió… Contame”
, dijo la maestra mayor, una vez que se habían retirado casi todos.
- “Nada, seño…”, contestó Luisito.
- “¡Vamos, Luis!”, gritó Pichuco, un compañero ya casi adolescente.
Salieron corriendo los dos gurises.

- “Si contás algo, te mato. ¡Sós boleta! La semana que viene, tenés que desvalijar la casa que te indicaré, maricón de mierda”.
- “Chau, Pichuco, hasta mañana”
, contestó Luisito. Su esqueleto de nueve años caminó cabizbajo hacia el sauce llorón. Sin que lo viera la madre se trepó por el rancho y se quedó quietecito en la cuna arbórea.
El sauce había crecido, sus ramas caían generosas para protegerlo de la curiosidad de familiares y extraños. Y para acariciarlo. Una corriente secreta los envolvía y, aunque sin hablar, se entendían. A veces algunos pájaros enlazaban la comunicación del árbol y el niño con sus grititos traductores. Luisito los llamaba con su canto y venían hasta el sauce el jilguero, el cardenalillo, varias palomas, los zorzales, y las garzas cuando la niebla encarcelaba al barrio. Limpio el cielo y el sauce, las gaviotas y el niño eran libres allá arriba, encima de las marismas.

- “¿Sabés, me obligan a robar una casa de unos esposos viejitos? Son degenerados…ratas. Yo no lo haré. Me matarán”.

El sauce se movió y las ramas gruesas crujieron enojadas. Luego las hojas le acariciaron el rostro sin hacerle cosquillas. Después de un tiempo el niño se durmió.
Un zorzal lo trajo a la vigilia.

- “Vamos, Luisito, hemos estado velando tu sueño. Se aproximan las sombras. Se corrió por las islas lo que hoy te sucedió. Hemos venido a visitarte. Estuvimos de consejo mientras vos dormías. Mis compañeros me dejaron el mensaje para que te lo transmitiera, pues la noche los apuraba. Solamente una cosa: “Aléjate de los malos, pues mala junta, pésimo final. Sigue como hasta ahora”.

El zorzal, desafiando la diablura de los gurises del vecindario, entonó una bellísima canción y levantó vuelo. A Luisito le vibró el corazón de alegría.

6.-

Doña Margarita hervía un pobre puchero entre las brasas. Llegó el marido con los dos hijos. Los traía de los hombros. Entró al rancho y los tiró en un rincón sin percibir que allí estaba el hijo menor. Éste los cuerpeó y luego los miró con infinita tristeza. Los acostó con cuidado.

- “Hacen unos pesos y se compran pacos enseguida”, dijo el padre.
- “¿Y qué podemos hacer, viejo?. ¡ Nada! Pienso y pienso, pero nada. Nadie nos da una mano. ¿Y si nos vamos de este barrio?”.
- “¿Margarita, adonde? ¿Debajo de un puente? ¿Y qué comeremos? Aquí podemos sobrevivir”.
- “Los chicos a los once o doce años se van. Cruzan la avenida y los traga la Ciudad. Es mucho mejor vivir allá que acá. Los veo todos los días”
, dijo el padre.
- “Sí, viejo, ¿pero como terminan? Casi todos en la cárcel. O fugados…Muy pocos se salvan. ¿Y el paco les abolla la cabeza! Sospecho que la banda de Pichuco me lo está apretando al menor, hijos de putas!”, lloró Margarita.
- “Pocos se salvan, vieja”, dijo el marido con la voz cansada
- “Nuestro gurí, el menor, parece débil pero es fuerte”, dijo la madre.

Se hizo un silencio profundo, lleno de voces calladas.
Luisito escuchaba la conversación desde el rancho. Se hacía el dormido.

7.-

Faltaba mucho para que amaneciera. La avenida estaba solitaria e iluminada. Hacía mucho frío.
Una pequeña figura, con una bolsita de plástico, cruzó corriendo la avenida y se internó en la Ciudad. Era Luisito.

martes, 22 de enero de 2008

Declinación de la escuela media

“Días atrás, la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa (Diniece) dio a conocer los datos referentes a la evolución de la matriculación de alumnos de la escuela secundaria entre 2002 y 2006. (…)
Revisando con mayor precisión algunos datos del informe provisto por la Diniece, puede señalarse que entre las provincias en las cuales más ha mermado la inscripción figuran Jujuy (-11%), Buenos Aires (-10,3%) y Entre Ríos (-6,1%). El menor número de graduados se registra en provincias como Buenos Aires, Córdoba, San Juan y Santa Fe. Han crecido, en cambio, Tucumán (27,9%) y otras como Santiago del Estero, La Rioja, Neuquén, Chaco y Córdoba. (…)
Es indispensable hoy afrontar esa realidad con la mayor franqueza en el reconocimiento de errores u omisiones. Los funcionarios y ex funcionarios que han emitido opinión al respecto optaron por señalar que numerosos adolescentes dejan la escuela media porque han preferido trabajar ahora y reingresar luego al sistema a través de las escuelas de adultos, o bien han puesto sobre el tapete la necesidad de reformular el secundario. (…)
La cuestión grave que debe enfocarse es que muchos adolescentes dejan de estudiar y tampoco trabajan, lo cual los conduce al camino de la exclusión social, el resentimiento y la tentación del delito y la droga.(…)”
(http://www.lanacion.com.ar/opinion/nota.asp?nota_id=980753)

Hasta aquí el artículo publicado hoy en La Nación. Preocupante, por decir lo menos. Mis alumnas/os pertenecen a un bachillerato para adultos. Según los datos extraídos de los Registros de asistencia de alumnos de la EPNM Nº 98 BAPA “Roberto N. Epele” de Gualeguay correspondientes al Ciclo Lectivo 2007, el 68% de los alumnos son menores de 24 años. La disminución de las edades de los ingresantes es un hecho que se viene advirtiendo desde hace por lo menos un lustro y constituye una problemática que nos interpela a los docentes a pensar una nueva manera de habitar el campo de la educación de adultos.
Si bien la heterogeneidad de la población estudiantil es una característica propia de la escuela de adultos, no sólo en cuanto a edades, sino en experiencias escolares previas, tiempos de aprendizaje, y de dedicación fuera del horario escolar, capitales culturales, responsabilidades laborales y familiares; el incremento de lo juvenil ha modificado el escenario.
Los nuevos sujetos en la matrícula de la escuela nocturna son los jóvenes; la inscripción masiva de los mismos en esta modalidad muestra una realidad: de alguna manera han sido excluidos de la escuela diurna. Siguiendo a Bourdieu se los podría llamar “los excluidos del interior”: la escuela excluye (…) y conserva en su seno a quienes excluye, contentándose con relegarlos a las ramas más o menos desvalorizadas.
El Bachillerato Acelerado para Adultos es una modalidad que tradicionalmente estaba destinada a aquellos adultos que por razones laborales, económicas, familiares, entre otras, habían culminado sus estudios primarios y no habían tenido acceso al nivel medio, habiendo transcurrido varios años entre esa escolarización y su ingreso al BAPA. Hoy, es un espacio donde conviven múltiples presencias heterogéneas: jóvenes y adultos. De acuerdo con Baquero, parece esencial advertir el carácter inherentemente político de nuestras prácticas educativas y reconocer que las condiciones de educabilidad dependen siempre de la naturaleza de la situación de la que es parte el sujeto.

viernes, 18 de enero de 2008

Pensamientos / Pensées

En uno de los trabajos prácticos de Filosofía Práctica y DDHH, en Cdia, se citó un texto de Pascal, también en algún momento en Epistemología fue citado. Picado por la curiosidad busqué el texto original y encontré algo que quiero compartir con Ustedes.

En el artículo XVII “Conocimiento general del Hombre” pude encontrar la imagen del náufrago, sorprendente (En los fragmentos que transcribí, intenté rescatar una sola idea, resalté también en negrita algunos pasajes. El texto completo no tiene desperdicio, el que pueda que lo lea...):

“Que el hombre contemple la Naturaleza entera, con su alta y plena majestad (...) Pero si nuestra vista se detiene aquí, nuestra imaginación llega más lejos, pero aún se cansaría antes ella percibir que la Naturaleza de dar. Todo este mundo visible no es más que un rasgo imperceptible en el vasto seno de la Naturaleza. (...) Por más que hinchemos nuestras concepciones más que todo lo imaginable, no producimos sino átomos, en comparación con la realidad de las cosas. Esta es una esfera infinita, cuyo centro está en todas partes, la circunferencia en ninguna (...)

Que el hombre, al volver en sí, considere lo que es él, en comparación a lo que es; (...) ¿Qué vale un hombre en el infinito?

Más para presentarle otro prodigio no menos asombroso, que busque en lo que conoce las cosas más tenues. Que un gusarapole ofrece, en la pequeñez de su cuerpo, partes incomparablemente más pequeñas (...) Que dividiendo aún estas cosas, agota el hombre sus fuerzas en tales concepciones, y que el último objeto al que pueda llegar sea el de nuestro razonamiento... Tal vez piense que ha llegado a lo extremadamente pequeño en la naturaleza... Yo quiero hacerle ver ahí dentro un nuevo abismo (...) la inmensidad que se puede concebir en la Naturaleza, dentro del recinto de este resumen que es el átomo. Que vea una infinidad de universos cada uno de los cuales tiene su firmamento, sus planetas, su tierra en la misma proporción que el mundo visible (...)

Parece más natural creerse en disposición de llegar al centro de las cosas, que de abrazar su circunferencia. La extensión visible del mundo nos sobrepasa visiblemente; pero, como somos nosotros los que sobrepasamos las cosas chicas, nos creemos más capaces de poseerlas; y, sin embargo, no es necesaria menos capacidad para llegar a la nada, que para llegar hasta el todo. (...)

Conozcamos, pues, nuestro alcance; somos alguna cosa y no lo somos todo. Lo que tenemos de ser nos roba el conocimiento de los primeros principios, que nacen de la nada, y lo poco que tenemos de ser nos oculta la vista de lo infinito. (...)

He aquí, nuestro estado verdadero, esto es lo que nos hace incapaces de saber con certeza o de ignorar en absoluto. Vagamos siempre en un medio vasto, siempre inciertos y flotantes, arrastrados de uno a otro extremo. Cualquier cabo a que pensemos ligarnos, para afianzarnos, oscila y nos abandona; y si le seguimos, escapa a nuestras amarras, nos resbala y nos huye, en una fuga eterna. Nada se detiene para nosotros. Este estado nos es natural; nada, sin embargo, más contrario a nuestras inclinaciones; ardemos del deseo de encontrar una base constante para edificar una torre que se eleve a lo infinito; pero todo nuestro fundamento cruje, y la Tierra se abre hasta los más profundos abismos. (cuántos ejemplos de esto podemos encontrar en la historia!!!, acotación mía)

No busquemos, pues, ni aseguramiento ni firmeza. Nuestra razón es siempre desengañada por la inconstancia de las apariencias: nada puede fijar lo finito entre dos infinitos que le encierren y se le escapen.

Esto bien entendido, creo que cada cual estará quieto en el estado en que la Naturaleza le colocó.

Esta última sentencia: “cada cual estará quieto en el estado en que la Naturaleza le colocó”... me pone realmente inquieto, interrogante... ¿qué posición, y/o función si se quiere, se juega el hombre en la Naturaleza?

Esas son viejas preguntas que me acosan, y que Pascal, me refrescó. Espero no haber mutilado demasiado el texto original. Compartamos interrogantes...

lunes, 14 de enero de 2008

De una lectora de poesía

Navegando por la red, en búsqueda de información para la monografía de Transformaciones Culturales, descubrí a este poeta español (sí, a pesar de su apellido alemán). De Jorge Riechmann, un fragmento; para aquellas/os que se interesen, también hay publicadas poesías que, personalmente, me resultaron conmovedoras.


El derrotado duerme en el campo de batalla

Jorge Riechmann

[Ínsula, 585 (1994); reed. en Canciones allende lo humano, Madrid, Hiperión, 1998, pp. 11-24.]

La poesía da nombre. El poeta persigue el empeño, quimérico e irrenunciable a la vez, de atinar con el nombre verdadero de las cosas. Nombrar es transformar la realidad: la realidad nombrada no es la misma que el caos precedente a ese acto primordial. La poesía no es arma voluntariosamente cargada de futuro, y en mi modesta opinión conviene dedicarnos conscientemente al desarme, no a la acumulación de armamento. Pero por otra parte no hay poema que deje el mundo intacto.


Una de las peores cosas que pueden pasarle a uno es que una sola verdad le impida ver todas las demás. Luis Buñuel se muestra todavía más severo: “Daría mi vida por el hombre que busca la verdad y mataría al que cree haberla encontrado”.


Algunos poemas se escriben para gustar; otros necesitan ser escritos. Son dos clases distintas de poesía, legítimas las dos. Pero incomparables.


Cada poema logrado es una intimación a quitarse las orejeras, salirse del carril, desuncirse de la noria, pararse al borde de la autopista y respirar. Es una invitación a romper la férrea y ajena disciplina cotidiana en cuya irracionalidad nos hemos extraviado. Nos dice: asómate a esta ventana profunda; come este bocado de verdadera realidad.


Creo en una poesía que acompañe al ser humano; y ésa es la poesía que yo necesito. Tal acompañar no excluye volver la vista atrás, explorar senderos laterales ni adelantarse unos kilómetros en anticipación de lo que vendrá: pero sí que me resultan ajenos los visionarios vuelos estratosféricos donde desaparece toda consideración por la fragilidad de la constitución terrenal de las criaturas.


Pégate a la piel de los acontecimientos; mezcla tu aliento con la múltiple respiración de los seres de este mundo. El riesgo de extraviarte en sus complejos laberintos, de perder la perspectiva más fértil, es real. Pero menos importante que el riesgo —infinitamente peor— de ahogar tus razones y tus emociones en una estratosfera sutil, despoblada de seres verdaderos, donde la inexistente resistencia alimentaría tus fantasías de poder y la imposibilidad de contraste condicionaría la vanidad de tu especulación.


A veces un instantáneo antípoda nos facilita la autodefinición. “Me sigue convenciendo bastante aquella frase en la que se decía que, realmente, cuando se ha perdido el poder, ya sólo nos queda la literatura, sólo nos queda la poesía como consuelo. En ese sentido la literatura es, necesariamente, melancólica” (Jon Juaristi). A una poesía consoladora y melancólica yo opongo otra desconsolada y rabiosa. (Que no me pidan el certificado de vacunación).


En el último decenio del siglo XX, se diría que ver y decir lo visto (sin apartar la mirada, sin calzarse anteojos, sin renunciar voluntariamente a la sintaxis) es ya un acto de rebelión.


Entre la resignación a la impotencia y las fantasías de omnipotencia, un difícil espacio donde lo real dialoga con lo posible, mientras tú vas aprendiendo a orientarte.

http://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/pec/13538352101820054754491/021566.pdf?incr=1

domingo, 13 de enero de 2008

La Aldea

La aldea, hasta donde llega mirada, está en orden, todo el caserío está dispuesto en su lugar, más allá de estos, lo ignoto. Hoy es un día maravilloso, el sol en su lugar, fulgura y su ardor acaricia nuestra epidermis, extenso manto de millones de ojos que guarda el secreto de los dos mundos. Esté árbol, estos gorriones sucios y sus piojos tienen lugar y sentido, todo guarda armonía y se acopla en bella geografía. Paseamos y mi compañera toma mi brazo, nuestros cuerpos danzan unísono el baile de los enamorados ¿cuantas cosas han tenido que pasar para que hoy mi corazón este en paz? ¡Somos una hazaña! – pienso -, mientras mis ojos se mezclan con los suyos. Así, mis sueños se viven, mis despertares son mansos, mis noches de unión y música encantadora hasta que suavemente nos dormimos abrazados. Mi guitarra me ha dicho un La menor y se que ella ve lo mismo que yo.

Pero me habita el deseo, la inquietud inevitable, ¡El tiempo me asfixia! - grito al cielo - El tiempo me ha dictado hacerme y no puedo dejar de hacerme, minuto a minuto, centímetro a centímetro, levanto, derrumbo, agrieto y remiendo, acecho los muros, los límites, estos dan pavor, los vientos soplan fríos, la soledad es el único equipaje posible por aquí.Esta construcción guarda cuidadosamente en su pequeñez la admirable y temerosa infinitud. Soy un rascacielos moldeado como una minúscula aguja que perfora la eternidad. ¿hacia allí iré? ¿como? Todo se ha vuelto borroso, los caminos se bifurcan y se vuelven a bifurcar, ¿no se de donde vengo ya? Y estoy solo para decidir, para decidirme, soy mi obra de arte y soy mi muerte. Rastreo mi voluntad, ciega y pobre la veo en un rincón, se ve tan pequeña hoy. Así, mis sueños se venden por monedas manchadas, mis despertares se hacen pesados y mis noches solitarias de vigilia, ya sin música para deleitar, solo ruidos de un vecindario muerto de pena. ¡Ya no espero nada y espero todo!

Pero en el murmullo de la pueblada se oyó una voz clara y serena que invitaba al gentío a escucharlo, muchos se acercaban, pocos se quedaban, dicen que es maestro ¿para que estarán los maestros en esta tierra? quizás para no dejarnos perder. El ha recorrido varios caminos, verdes llanos, empedrados, montañosos, y en las alturas atisbo un sendero que convida en sus palabras. “La vida tiene sentido, la vida tiene sentido” - decía -No se bien que paso, lo debo reconocer, pero sentí retornar. La noche estaba fría, pero no temblé, el miedo se había disipado, advertí mucha gente triste y desorientada, hay mucho por hacer, hay mucho por dar. La aldea.

sábado, 12 de enero de 2008

ATARDECER

Atardecer,
metamorfosis,
transición.
Movimiento necesario
hacia la penumbra.

Lentamente desaparece
de nuestros ojos
la luz del sol,
intensa, trascendental.
Alimento de la vida.

Crepúsculo...
el sol se esconde
y deja su luz
atrapada en la tierra
para nosotros.

Se esfuma, leve,
para dar paso
a un nuevo estado.
La oscuridad
acaecida en noche.

Y junto a ella
se acercan
la soledad,
el pensamiento y
la reflexión.

Descanso
obligatorio para
de nuevo empezar.
Viaje permanente
hacia otro día.


jueves, 10 de enero de 2008

regalito para todos aquellos que con su fuego arden la vida







El Mundo


Un hombre del pueblo de Neguá, en Colombia, pudo subir al alto cielo.

A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana.

Y dijo que somos un mar de fueguitos.

-El mundo es eso, reveló. Un montón de gente, un mar de fueguitos.

Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.

No hay dos fuegos iguales.

Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores.

Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.

Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman;

pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear,

y quien se acerca, se enciende.



Autor: Eduardo Galeano

miércoles, 9 de enero de 2008

"parálisis"


Este es el título de un texto que escribió un amigo y el cual me movilizó cosas, me invitó a pensar, a reflexionar...Me gustaría que cada uno que lo leyera pudiera resignificarlo y llenarlo de vitalidad, cada uno desde su propia mirada.




O el suelo está húmedo o mis pies no se apoyan en él. A pesar de mi esfuerzo por avanzar, no logro trascender la misma porción de tierra. Es extraño: las muestras de fatiga en mi entero cuerpo son inequívocas. Incluso el recuerdo de otros recorridos me da suficiente testimonio de que el esfuerzo ha sido realizado. Y sin embargo... ¿Acaso mis zapatos estarán agotados de tantos senderos recorridos? Nunca fui alertado de que pudiera acumularse el sedimento que impidiera seguir adelante. ¿Cómo habría de sospecharlo años antes? En aquellos tiempos andar y atravesar eran impulsos tan naturales como el recorrido de la savia dentro de un tallo de aloe. Eran años de altas velocidades, impetuosos vientos sobre el rostro. ¿Cuánto tiempo transcurrió desde entonces? ¿Dónde estuve yo? No tengo noción de la distancia recorrida... ¿Habré permanecido siempre en el mismo lugar? Si así fuera, alguien hubiera proyectado las imágenes hacia ambos lados del camino, para que yo me percibiera deslizándome...
Intento dar un paso, aprisionando con más ímpetu el ya gastado trozo de tierra, y nada... ¡Hasta mis brazos acompañan el ritmo del paso que no se concreta! Pienso: ¿es que no estoy avanzando o, peor aún, alguien detuvo la proyección de la película? ¿Cómo podré distinguir la diferencia entre una imagen proyectada y una real, si acaso nunca me detuve a considerarla? De lo contrario, de no existir tal proyección, esta parálisis podría no ser tal si existiera una fuerza ejercida en sentido contrario al que intento desplazarme. Hacia atrás. Una fuerza invisible que promueva exactamente la intención de mi movimiento, pero al revés.
Es que, de existir realmente esta fuerza, ¿cómo puede manejar a su arbitrio mi cuerpo sin yo detectarlo? O aún peor: ¿quizás la tierra se esté deslizando en sentido inverso al de mi pretendido avance, como aquellas cintas de aeropuerto, que obligan a caminar en un solo sentido?
En este caso, todo podría ser una ilusión. Digo, mi disponibilidad para moverme, para avanzar. Miro alrededor: nadie parece detectar la existencia de una fuerza irregular. Los veo y todos están allí, caminando sin inconvenientes. Diría, automáticamente.
Pero no funciona así conmigo. Estoy aquí hace... ¿horas, meses, ...años? ¿Toda mi vida? Cabría preguntarme si esta "fuerza invisible" sólo opera ante mi intención de avance; porque, de quedarme quieto, no parece empujarme hacia atrás. Sólo en el intento de avanzar.
Nunca detecté en mi abdomen las señales de una presión que me impidiera mi libre caminar. Sin embargo... Ahora que lo pienso, una sensación de continuo malestar me ha acompañado desde siempre. Un volumen alojado dentro de mi pecho, que se ha agigantado con el transcurrir de los años. Una sensación de... angustia. Sí, angustia.
Entonces: caminar, ritmo, viento, imágenes... ¿Que ha sido todo esto?
Angustia...



Escrito por Horacio I. Cohen extraído de http://choquedesombras.blogspot.com/2008_01_01_archive.html

lunes, 7 de enero de 2008

Otro cielo


No existe esponja para lavar el cielo
pero aunque pudieras enjabonarlo
y luego echarle baldes y baldes de mar
y colgarlo al sol para que se seque
siempre te faltaría un pájaro en silencio.

No existen métodos para tocar el cielo
pero aunque te estiraras como una palma
y lograras rozarlo en tus delirios
y supieras por fin cómo es al tacto
siempre te faltaría la nube de algodón.

No existe un puente para cruzar el cielo
pero aunque consiguieras llegar a la otra orilla
a fuerza de memoria y de pronósticos
y comprobaras que no es tan difícil
siempre te faltaría el pino del crepúsculo.

Eso porque se trata de un cielo que no es tuyo
aunque sea impetuoso y desgarrado
en cambio cuando llegues al que te pertenece
no lo querrás lavar ni tocar ni cruzar
pero estarán el pájaro la nube y el pino.


Autor: Mario Benedetti

viernes, 4 de enero de 2008

Carne Viva, en/por Mariano Mariani

¿Para quién escribimos? Es una pregunta que nos deberíamos hacer antes de comenzar, pues en estos tiempos en que existen tantos lenguajes como grupos humanos evadir los escollos de estas elites o islas lingüísticas se presenta necesario. Trataremos entonces de utilizar los términos menos problemáticos que se puedan para llegar a los que mas podamos. Las palabras que siguen tratan de expresar la impresión de un estado general del hombre que me circunda, es un intento sincero por captar un mas acá. Las palabras que precedieron dan ya una primera característica, el método o sea el camino es redundante si se lo quisiera denominar, pues es sentir que el sentimiento es la nota vertebral y dominante de nuestra época, la razón o el pensamiento discursivo esta subordinado a este. Si la letra (o el pensar) no toca la sensibilidad es obsoleta, la coherencia lógica o argumentativa no son determinantes ni elocuentes, por eso hoy en día la imagen las a reemplazado o es aceptada mayormente, pues no se tolera las “explicaciones”. Cualquier asiduo lector podrá constatar esta apreciación, pues lo que se busca en una lectura es un estado perceptible sensitivamente, un escalofrió, lagrimas, sonrisa, serenidad, ese suspiro, cuanto mas carnal sea mas efectiva se mostrara la comunicación. Tras una lectura insípida solemos decir “ese autor no me dejo nada” pues se anhela una impresión que quede en nuestra piel y se quiere solo a los escritores sanguíneos, esos que a pesar de morir desangrados logran mover las palpitaciones a un ritmo inusual. Lo mismo ocurre ante un discurso de un maestro (en sentido amplio), este a de mantener contacto continúo de su discurso con su sentir, pues la desconexión es percibida por el auditorio como un hablar inútil. El sentir es motor hoy en día del accionar y del pensar factible, (aunque existe la posibilidad de un pensar que no toque para nada nuestra sensibilidad) en este sentido poco nos separamos de la actitud y el obrar de un niño, ellos mantienen un pensar epidérmico continuo, basta con admirarlos para constatar lo dicho. Las presuntuosas especulaciones actuales son movidas y contenidas por un sentir, si se desconectan de la carne son palabras forzadas. Hay ejemplos históricos de grandes pensadores que al terminar sus obrar quisieron quemarlas o destruirlas, tales ejemplos muestras que las letras solo eran ya el cadáver de algún sentimiento vivo que movió la mano. Las relaciones ínter-sujetivas, al parecer, se rigen bajo el mismo criterio, solo bajo un sentir patente son mantenidas, sin este, que hoy en día es de una fugacidad misteriosa, se disuelven. Lo mismo para un plano intra-sujetivo de ahí el esfuerzo, a veces improductivo, por mantener un plan rígido que unifiqué todo nuestro obrar, solemos romper nuestras promesas o proyectos con una rapidez cada vez mas veloz. En la raíz del sentimiento hay una inquietud constitutiva que empuja al hombre a mantenerse en el sentir, de esta manera nuestra vida se siente viva. El fin de hoy es sentir, no me es valido llenar esta palabra, pero no hay medios, salvo el mismo sentir. Los mecanismos racionales aunque con pretensiones de un pensar superior no evaden un sentir carnal, hasta la mas oscura, laberíntica o extasiada mentalidad necesita palpar su experiencia en su corporeidad, ningún pensador podrá negar que después de grandes esfuerzos mentales no a sufrido de agotamiento físico, por dar un argumento. Nuestra razón no ha llegado más allá de la carne, nuestro pensar, nuestro actuar no es más que en pos de ser carne viva.

Tiempo sin tiempo





Preciso tiempo necesito ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
qué hacer con él
tiempo en blanco
en rojo
en verde
hasta en castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo pueda abrir y cerrar
como una puerta

tiempo para mirar un árbol un farol
para andar por el filo del descanso
para pensar qué bien hoy no es invierno
para morir un poco
y nacer enseguida
y para darme cuenta
y para darme cuerda
preciso tiempo el necesario para
chapotear unas horas en la vida
y para investigar por qué estoy triste
y acostumbrarme a mi esqueleto antiguo

tiempo para esconderme en el canto de un gallo
y para reaparecer en un relincho
y para estar al día
para estar a la noche
tiempo sin recato y sin reloj

vale decir preciso
o sea necesito
digamos me hace falta
tiempo sin tiempo.


Autor: Mario Benedetti

jueves, 3 de enero de 2008

¿Por qué "Flor de Jacarandá?


Hola Flor.

¡Grande la canción y las fotos! Pero más grande me resulta siempre el alma que descubre con especial sensibilidad estos "pequeños" detalles que hacen maravillosa la vida.

Y aunque todo cambie, está bueno que esto permanezca, Flor.

Cambio y permanencia, mutación y continuidad, novedad y tradición, una permanente dialéctica que aviva la curiosidad, entusiasma la mente y predispone el corazón.

El Jacarandá es uno de mis árboles favoritos, y por eso la intriga. Me encantaría, si me lo permites, saber el por qué de ese nick tan lindo.

Un abrazote y gracias.