sábado, 24 de enero de 2009

CARTA PÚBLICA DE UN DOCENTE DE LA UADER

ACASO ESTE NO ES EL ESPACIO, PERO ES EL ÚNICO EN EL QUE LA MAYORÍA PARTICIPAMOS, POR LO QUE ME TOMÉ EL ATREVIMIENTO DE SUBIRLO PARA QUE SE CONOZCAN CIERTAS COSAS QUE OCURREN EN "NUESTRA UADER".
ASÍ ESTÁ HOY NUESTRA INSTITUCIÓN, MIENTRAS ESPERAMOS QUE LA SUBSEDE PUBLIQUE EN LOS BLOG RESPECTIVOS LAS RESOLUCIONES DE RECONOCIMIENTO DE CARRERAS, LAS ACTAS DE LA ASAMBLEA DEL CONSEJO CONSULTIVO, ETC.

Sres.
Lic. Graciela Mingo, Rectora de la UADER a cargo del Decanato de la FHAyCS
Miembros del Consejo Consultivo de la FHAyCS
Secretarios
Responsables de Carrera
Personal no docente
Estudiantes y docentes en general



De mi consideración.

Me dirijo a Uds. con el fin de dar a conocer y denunciar los gravísimos hechos de los que fui testigo, y que condujeron a la destitución del Prof. Máximo Chaparro como decano de nuestra Facultad. Les pido paciencia por la extensión de esta carta, pero así lo amerita la gravedad de la situación.

Al regreso en el mes de diciembre de su breve estadía en la Universidad de Sevilla, el Prof. Chaparro se encontró con una campaña de difamación iniciada por un grupo de docentes y funcionarios de la Facultad, que reunía todas las características de una impugnación ideológica. Este hecho motivó una reunión donde la Sra. Rectora recibió a los secretarios del decano, para tratar el asunto, en ausencia de éste y faltando sólo unos pocos días para su regreso. A su regreso de España la Sra. Rectora le informó a Chaparro de lo acontecido y le sugirió que se tomara unos días de licencia, hasta que se aclarara su situación, lo cual fue rechazado por él. Quien suscribe se enteró de todo esto a través del Prof. Miguel Pita, a quien el decano hizo partícipe de la situación. Fue entonces que un grupo de docentes solicitamos una reunión urgente a la Sra. Rectora, que se concretó el martes 16 de diciembre en su despacho, y a la que finalmente concurrieron el Prof. Pita (responsable de la carrera de Ciencias Sociales) , el Prof. José Luis Sabellotti (responsable de Filosofía) y quien suscribe (consejero de Filosofía). En la misma la Sra. Rectora nos comentó que la designación de Chaparro como decano era provisoria y que en cualquier momento podía finalizar su mandato. Nos dijo también que una cosa era el carácter provisorio de su mandato y otra diferente la campaña de difamación de la que estaba siendo víctima. Al respecto debo decir que en la Resolución por la que fue designado, y que tuve a mi vista, no se puso ningún plazo a su gestión. Si bien el Prof. Chaparro nunca manifestó su decisión de permanecer hasta la finalización del proceso de normalización, sí manifestó su intención de hacerlo hasta que se pudiera designar un decano que continuase con su tarea de ordenamiento y saneamiento de las estructuras de la Facultad, tan seriamente afectadas hasta allí (como lo reconoce un informe elevado en el mes de agosto por el secretario administrativo de la UADER Dr. Ariel Yust Weber, y a solicitud del decano). Entonces le dijimos a la Sra. Rectora que el Prof. Chaparro no podía cesar en su cargo envuelto en semejante campaña, lo que sentaría un antecedente gravísimo que condicionaría el proceso entero de la normalización. La Sra. Rectora coincidió con nosotros, y se comprometió a conservar al decano en sus funciones al menos hasta el mes de marzo, de tal modo que pueda trabajar conjuntamente con el decano designado para sucederlo y lograr así una transición ordenada. Nos solicitó también que sugiriéramos nombres, solicitud que extendería a todos los sectores de la Facultad. A todo esto nos informó que Chaparro le había solicitado la oportunidad de ejercer su defensa ante las difamaciones, acordándose que esto se haría a través de una nota por mesa de entrada y leída en la próxima reunión del Consejo Consultivo del día viernes 19. Se trataba de un problema que concernía a nuestra Facultad, por lo que -como nos dijo la Rectora- no había otro órgano más indicado para resolver la situación que el propio Consejo Consultivo de la Facultad.

En una asamblea de la carrera de Filosofía convocada de urgencia el día jueves 18, se emitió un comunicado diciendo: "Ante la campaña solapada y difamatoria de la que es objeto el actual decano de la FHAyCS, Prof. Máximo Chaparro, basada únicamente en dichos y rumores, sin que ninguna fundamentación empírica la sostenga", el Consejo de Carrera de Filosofía, y alumnos y docentes reunidos en asamblea, declara lo siguiente: "Que dicha campaña se reduce entonces a una persecución ideológica, la cual encubre intereses subalternos e intenciones de detentar el poder. El Consejo advierte que si un decano es sustituido en estas condiciones la designación del nuevo decano quedará privada de toda legitimidad, generándose un manto de sospecha con respecto a la metodología de la nueva gestión. En un ámbito académico debe primar la razón, el respeto al orden normativo vigente y primordialmente el principio de la libertad de pensamiento y de expresión, de lo cual el actual decano ha dado muestras de actuar consecuentemente. Una impugnación en estos términos se halla en las antípodas del proceso de normalización por todos deseado y que debe profundizarse y llevado a cabo dentro de la normativa vigente. La Universidad es precisamente el ámbito donde toda idea puede ser criticada, evaluada y debatida, pero jamás censurada. En los acontecimientos citados no existe ninguna impugnación de la actual gestión, en otro orden que no sea el de la difamación. Por lo que solicitamos a los estudiantes, docentes, no docentes y funcionarios de nuestra Facultad poner fin a los rumores infundados y trabajar juntos en la reafirmación de los principios fundamentales de la tolerancia y la libertad de pensamiento y expresión, y la convivencia aún entre los que pensamos diferente".

Este comunicado fue leído por el Prof. Sabellotti en la reunión del Consejo Consultivo del día siguiente. Pues bien, en dicha reunión el Prof. Chaparro hizo su descargo, respondiendo una por una las acusaciones realizadas. En consonancia con esto el Prof. Miguel Pita desmintió categóricamente los hechos que se le imputaban por su pasado, cuando ya las calumnias por correo electrónico no tenían límites. Una consejera del Consultivo, la Prof. Noelia Chamorro, reconoció haber dado curso al primero de los rumores, lo que fue confirmado por la Secretaria de Investigación Gloria Galarraga, encargada de comunicar la especie a la Sra. Rectora. En consonancia con esto la profesora Brafa manifestó haber sido testigo del hecho. Intervino entonces la Prof. Rosario Badano quien, refiriéndose al tema y dirigiéndose al Prof. Chaparro, se encargó de separar la persona del decano y la institución, a la cual se debe en realidad defender. En mi intervención manifesté mi desacuerdo con la Prof. Badano, insistiendo en que un decano no podía cesar en sus funciones envuelto en semejante campaña de difamación, lo cual afectaría decisivamente a la institución y al actual proceso de normalización; separar la impugnación ideológica del bien institucional es a todas luces éticamente improcedente, produciéndose un daño irreparable al bien institucional. La consejera Laura Naput propuso el fin inmediato de la "política del rumor", momento en el cual intervino un consejero (su nombre lo desconozco, pero tengo entendido que es de Concepción del Uruguay), proponiendo que, dado que no había prueba alguna de los hechos imputados, ni una denuncia formal al respecto contra el decano, se diera por finalizada la cuestión y se pasara a los otros temas del día, a lo cual el Consejo dio su asentimiento, incluidos los consejeros estudiantiles. Todo esto consta en actas, las que espero pronto sean publicadas.

A poco de finalizada la reunión nos enteramos de la resolución de la Sra. Rectora por la cual se dejaba sin efecto la designación del decano, asumiendo ella misma como decana provisoria hasta que se designase al nuevo decano. Se funda esta decisión en "la necesidad de formular un cambio en la gestión de la Facultad, acorde con los lineamientos generales de esta alta casa de estudios y en post del resguardo institucional"; para cumplir con estos objetivos "es menester realizar cambios metodológicos y/o de acción", dejando así sin efecto la designación de Chaparro. Con esta decisión la Sra. Rectora faltó a su palabra, comprometida en la reunión del martes 16 ante los tres docentes citados, y no importándole en absoluto lo acontecido en la reunión del Consejo Consultivo. A nadie le dio tiempo de nada. Me pregunto: ¿qué tiempo tuvo para informarse de lo allí ocurrido? ¿no hubiese sido lo más apropiado la convocatoria al Consejo? ¿o haber esperado las actas? ¿a quién consultó? ¿le importa en realidad a la Sra. Rectora lo que pueda decir el Consejo Consultivo, o los responsables de carrera, o los docentes que nos hemos escandalizado por esta situación, o los estudiantes y no docentes, sobre un tema de capital importancia como la permanencia o no de un decano, y en las gravísimas circunstancias que se habían denunciado? El mismo día de la resolución (viernes 19), el Prof. Chaparro inició una demanda penal con la denuncia de graves irregularidades, la que tomaría estado público en los días siguientes.

La Sra. Rectora convocó entonces a una reunión para el martes 23 de diciembre, con los responsables y consejeros de carrera, y miembros del Consejo Consultivo, para informarles de la situación. Luego de exponer sus argumentos, y de la intervención de diversos consejeros y docentes, y sin que ninguno de ellos hiciera referencia a los hechos denunciados, tomó la palabra el Prof. Sabellotti, afirmando que la impugnación ideológica a la que había sido sometido el decano sustituido estaba claramente probada (a todo esto, la última difamación apareció 'post mortem' en la revista Análisis del día 24 de diciembre, en una nota firmada por el Prof. Eduardo Ojeda, docente de nuestra Universidad, titulada "El decano y su teólogo", y donde se aclara que al momento de ser terminada el decano ya había sido destituido, reconociendo así que una cosa se seguía naturalmente de la otra; la nota ya circulaba días antes por internet, y yo la había recibido en mi correo a través de un colega, bajo el título "Nuestro decano" y enviada originalmente por el Prof. Daniel Richar, responsable de carrera en la Esc. Alberdi). Al tomar la palabra desmentí en primer lugar el rumor que estaba circulando (así entre los alumnos y docentes de psicología) por el cual el decano me había otorgado 40 hs. cátedras, aclarando que no sólo no desempeñé ningún cargo durante su gestión, sino que no se me otorgó durante la misma ni una sola hora, de tal modo que todas las horas que tengo proceden de las administraciones anteriores (sería justo que se hiciera una auditoría para determinar quiénes se exceden realmente y quiénes no, de las 36 hs. frente alumnos o las 48 totales). A continuación denuncié ante todos los presentes que estábamos ante un verdadero acto de brutalidad; que la Sra. Rectora había faltado a su palabra de no desplazar al decano en el contexto de estas difamaciones; que nos hallamos ante la presencia de un grupo de funcionarios y docentes capaz de hacer cualquier cosa para la consecución de sus objetivos; que cuál es la garantía que yo tengo de que ahora no vendrán por mí, mañana por Sabellotti y así sucesivamente con todo aquel que repudiara públicamente semejante metodología. Ante la espontánea negación de esta última posibilidad por parte de la consejera Chamorro y otros que no puedo identificar (la Sra. Rectora también manifestó su promesa de que los concursos se harían con toda transparencia), respondí que a la actual administración yo ya no le podía creer, que por más que me prometieran la transparencia de los próximos concursos yo ya no tenía ninguna garantía al respecto, porque ya faltaron a su palabra, y si fueron capaces de hacer lo que hicieron son capaces entonces de hacer cualquier cosa; que yo no conozco de leyes, pero para el próximo concurso de mi cátedra (está dentro de este llamado) voy a solicitar la presencia de un abogado o de un escribano para que supervise todos los pasos de dicho concurso, porque al momento actual no cuento con ninguna garantía al respecto.

En una reciente carta pública a la Sra. Rectora, y en Análisis Digital, el Prof. Chaparro declara que nuestra Facultad está dominada actualmente por un sistema corrupto, y que esto viene de años. Que entre los hechos que venía denunciando no sólo se encontraba la falsificación de su firma en más de cien resoluciones (como consta en su denuncia penal) sino también una serie de irregularidades que tienen que ver con contratos que finalizaban el 31 de diciembre próximo pasado, y otros el 31 de marzo, y que él se hallaba investigando. A esta altura aquel comunicado de la carrera de Filosofía ya aparece como una verdadera premonición.

En la reunión citada del martes 23, y luego de mis palabras y las del Prof. Sabellotti, ninguno de los presentes (entre responsables de carrera, consejeros y docentes; exceptúo aquí al Prof. Pita, quien dejara claramente sentada su posición en la última reunión del Consultivo y a la Prof. Naput, ausente ese día) ninguno de ellos, decía, hizo siquiera una pregunta al respecto. Aunque no quiero olvidarme de la intervención del consejero Sergio Dines, que pidió que se convocara a elecciones y se eligiera de nuevo al Consejo Consultivo, que por supuesto no tuvo eco. En ese momento no me detuve en lo que decía, pero pensándolo bien, lo absurdo que su propuesta podía parecer se condice con la situación creada por el acto de brutalidad cometido. Si el Consejo nada puede hacer ante semejante avasallamiento, lo más digno para sus miembros sería presentar su renuncia. Ahora bien, que los demás no hablaran resultaba comprensible. El desplazamiento de Chaparro fue vertiginoso y la información con la que contaban al momento era escasa; aún así, insisto que algún miembro del Consejo podría habernos hecho al menos alguna pregunta. Sin embargo los hechos fueron lentamente tomando estado público. Ahora todos sabemos que nuestra Facultad está en manos de un pequeño grupo, pequeño pero muy poderoso, tanto como para poder echar a un decano en poco más de una semana, y sobre la base de una campaña de rumores sin prueba alguna. Debo decir que por la información que pude recoger la gestión del Prof. Chaparro se orientó al saneamiento administrativo de la Facultad, el cuidadoso seguimiento de los primeros concursos ordinarios (con un área de concursos cuyo funcionamiento recibió elogios tanto de docentes como de alumnos) y, sobre todo en lo que atañe a la cuestión que más nos afecta, no se le imputó un solo acto de censura o discriminación. Los rumores hablan de su pertenencia al nacionalismo católico; incluso un colega me dijo en esos días: "te paso la justa, a Chaparro lo puso la Santa Madre". Ahora bien, más allá del absurdo de esto último (espero que el propio Prof. Chaparro se manifieste sobre eso), y el debate que podrían generar tales afirmaciones, ¿cuál sería el problema? Mañana se podría censurar con el mismo criterio a un musulmán, un judío, un anarquista, un ateo o un flooger. Cada uno tiene derecho a exponer sus ideas y a no ser condenado por ellas, y por más que haya sido avalado por la Santa Madre, el "gran Rabino", "el primer Imán", el subcomandante Marcos o el partido comunista de Albania. Quien suscribe acaba de presentar su libro "La desaparición de los dioses. Consecuencias de la alianza del Imperio romano con el Cristianismo triunfante", una condena directa a la ideología y la acción intolerante y genocida de la Iglesia Católica que alcanzó el poder en el s. IV. El libro se presentó el 11 de noviembre en nuestra Facultad, con el apoyo y la presencia del decano, "nacionalista católico", Máximo Chaparro.

Por todo lo dicho solicito que el próximo decano, junto con el Consejo Consultivo de la Facultad, realice inmediatamente un acto de desagravio a la persona del Prof. Chaparro (no a sus ideas -¡por si todavía hace falta decirlo!-, como no lo necesitarían tampoco las ideas de ningún miembro de nuestra comunidad educativa) sino por la impugnación ideológica de la fue objeto, como también una declaración de repudio de tales prácticas, que deben ser definitivamente desterradas en salvaguarda de los próximos concursos, nuestra Facultad, nuestra Universidad y todos y cada uno de nosotros.

Espero también, por el bien de todos, que a partir de aquí en la próxima reunión del Consejo Consultivo se levanten algunas voces que repudien lo acontecido, y se propongan pasos concretos para revertir esta lamentable situación, por la vía del consenso y la recuperación de la confianza. Como me manifestó un colega: “¿a partir de ahora los docentes deberán autocensurarse, para adecuar así su conducta al pensamiento ‘políticamente correcto’?”. No será este mi camino, pero comprendería a quien así lo hiciera, estando en juego su trabajo y quizás su familia. Ahora bien, si nadie hace nada nuestra Universidad está perdida. El desamparo es muy grande. Estoy verdaderamente cansado, y en primer lugar de nuestra soledad.





Prof. Sergio Bergallo
UADER

lunes, 19 de enero de 2009

Violencia y fracaso escolar

Quiero compartir con los que visitan este espacio uno de los trabajos realizados durante el año. Originalmente este slide era un power point que hice para la clase de informática con Leticia, el tema lo tomé de otro trabajo realizado para Marina Virué, y bueno... resultó esto... como el power point no se puede subir al blog, o yo no se como hacerlo, se me ocurrió usar las diapositivas para el slide, logicamente se pierden las animacioanes originales y la música es otra.