domingo, 20 de abril de 2008

Flaco y barrigón

El año pasado, durante una clase Máximo nos habló de los cuentos del Padre Castellani, se asombró pues muchos de nosotros no lo conocíamos, así que los busqué y encontré algunos.
Quiero compartir con ustedes este que me parece ilustra lo que sucede en educación y a lo que en tantas clases nos hemos referido.

Le tuvieron lástima al Matungo, que ya no podía con los huesos, y en pago de sus doce años de tiro lo soltaron para siempre en un alfalfar florido.
El alfalfar era un edén caballuno, extenso y jugoso, y Matungo no tenía más que hacer que comer a gusto y tumbarse en la sombra a descansar después, mirando estáticamente revolotear sobre el lago verde y morado las maripositas blancas y amarillas.
Y sin embargo Matungo no engordó.

Era muy viejo ya y tenía los músculos como tientos.
Echó panza sí, una barriga estupenda, pero fuera de allí no aumentó ni un gramo, de suerte que daba al verlo, hundido en el pastizal húmedo hasta las rodillas, la impresión ridícula de un perfil de caballete sosteniendo una barriga como un odre.
-¡Qué raro!
-No crea. Lo mismo le pasa a mucha gente. Al que lee mucho y estudia poco, al que come en grande y no digiere, al que reza y no medita, al que medita y no obra. Flacos y barrigones.

3 comentarios:

Escritores de Basavilbaso dijo...

Rosario te cuento que también busqué algunos más y trabajé el año pasado con los chicos unos cuantos, hicieron un informe de los cuentos tradicionales y literarios que tocan en tema de los valores, como narrativa didáctico-moral y lo expusieron en la Muestra Anual que realiza uno de los colegios en los cuales trabajo. Este año piensa hacer dramatizaciones, con otro grupo de polimodal que tiene condiciones para ello y si me acompaña la Profe de Música también produciremos algunas canciones con ritmos entrerrianos.
Vamos a ver qué acontece.

Federico Agnello dijo...

Rosario, qué bueno que rescates esta lectura de Castellani. Es verdad, qué poco conocemos de él... Y de nosotros mismos.

Flaco y barrigón... ¡Cuánto para decir!

Me quedo pensando en estas últimas expresiones: "al que reza y no medita, al que medita y no obra" .

Tendré que masticarlo bastante. Gracias por traerlo hacia nosotros. ¡Cuánto me falta aún por saber!

Un abrazo

rosario dijo...

Sofía, que bueno! Ojalá hayas encontrados otros distintos de los que encontré yo y me los hagas llegar, yo también he trabajado alguno de ellos con mis alumnos, igualmente me encantaría que puedas compartir conmigo esas actividades, así aprendo algo más.
En cuanto a lo que dice Federico, es verdad, es una frase para masticarla bien, siento a mi alrededor y me incluyo, como una gran indiferencia, por llamarlo de alguna manera y me pregunto ¿ qué es lo que nos paraliza y nos impide obrar?