martes, 1 de abril de 2008

Reflexión crítica sobre nuestras propias practicas.

Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que las prácticas educativas promueven procesos continuos de cambio, pero el docente nunca da muestra de la misma ya que no se plasman en las prácticas pedagógicas, por lo tanto estas se llevan solo desde una unidireccionalidad es decir, del sistema al aula y no en forma viceversa.
Por lo tanto algunos componentes claves a señalar serian, currículum flexible, promoción continua, buena organización escolar, en cuanto al ambiente enfocado al aprendizaje.
Si se habla de formación algunos elementos a tener en cuenta serian: las prácticas reflexivas, lenguaje y si se parte del proceso de enseñanza aprendizaje, se plantea de que el alumno construya su propio conocimiento, asimilando nuevos conocimientos sobre la base de los ya conocidos.
Sin embargo muchas veces estos enunciados quedan en simples palabras y las intenciones para lograr lo antes mencionado no superan las buenas intenciones.

Si bien es cierto que las intenciones educativas son importantes y la reflexión sobre la práctica también para lograr estos cambios es necesario un cierto grado de rigurosidad, sistematización y metodicidad aplicada a la búsqueda de los mismos. Para cambiar nuestras prácticas docentes es indispensable tener lo que Paulo Freire llama “curiosidad epistemológica”, que no es ni más ni menos que una curiosidad metódicamente rigurosa.
Parte de esta curiosidad epistemológica es la capacidad de cuestionar no solamente nuestras propias conductas, conocimientos y creencias, si no que sientan las bases para la misma. Conocer nuestras propias formas de conocer e interpretar la información implica examinar nuestros propios supuestos.
En el marco de nuestras prácticas pedagógicas tenemos que cuestionar las teorías que orientan nuestras conductas para poder así transformarla. La reflexión crítica sobre nuestras prácticas es una etapa medular porque permite evidenciar la brecha entre el discurso y la práctica, entre la intención y la acción, entre lo ideal y lo real. Es el momento de la toma de conciencia sobre las creencias, conocimientos y conductas de nosotros mismos para poder transformarla. Es importante conocer en que consiste éste proceso y como poder orientarlo para poder generar verdaderos procesos de reflexión crítica sobre la práctica educativa y pedagógica.
Las demandas sociales, familiares y profesionales se vuelven más complejas y exigentes cada día. La globalización nos presenta diferentes culturas, religiones ideologías, percepciones y opiniones, es por eso que no podemos seguir enfrascados en nuestras propias perspectivas y debemos interactuar con otros y comprender que esto abre una puerta muy importante a ver lo diferente de nuestras propias concepciones, es decir a autoevaluarnos, revisar nuestros propios sistemas de creencias y valores, los propios conocimientos, las propias actitudes y conductas y consecuentemente los supuestos que subyacen en él.
Tenemos que asimilar la diversidad de formas de pensar en el mundo y no solamente operar con nuestras propias creencias, conocimientos y opiniones, sino que también brindar ayuda pedagógica para que los alumnos construyan o reconstruyan las propias en forma autónoma e independiente. Todo lo cual requiere de una apertura ideológica, religiosa, epistemológicas y un compromiso ético profesional. Para esto es necesario tener la capacidad de percibir la forma en que aprenden los alumnos y como nuestras acciones en la función de docentes influyen en dicho aprendizaje, esto exige la toma de conciencia sobre las propias formas de actuar y de pensar. Es necesario evaluar y cuestionar los supuestos que orientan las propias creencias, conocimientos y conductas y ser capaz de transformarlo. Esto es sumamente difícil porque se trata de aprendizajes enraizados en la propia identidad y en las concepciones ideológicas y epistemológicas.
También a todo esto se le debe añadir un cuestionamiento a las relaciones de poder y de los patrones opresores y destructivos para poder cambiar la realidad haciéndola más equitativa y justa.
En la medida que se desarrolla la capacidad para cuestionar los propios supuestos estas situaciones son percibidas como oportunidades de desarrollo personal.
Los supuestos son elementos importantísimos en el proceso de enseñanza aprendizaje y que son “sistemas de creencias que determinan las formas en que se interpreta lo real”. Es decir que cuestionar los supuestos que forman su marco de referencia o la forma de percibir y conocer, es también desarrollar mayor capacidad de comprender diferentes puntos de vista y de percibir los patrones de los propios pensamientos y acciones con la finalidad de cambiarlos.
Es decir, que permitirnos una reflexión crítica como objetivo en nuestra practica docente deberá ser una postura a largo plazo y poder ver los resultados en la forma de hacer y ver las cosas.

BIBLIOGRAFÍA:
 Pedagogía y Política de la esperanza. Teoría, cultura enseñanza. Una antología crítica. Henry Giroux. Amorrortu Editores, Buenos Aires-Madrid,

7 comentarios:

Máximo Chaparro dijo...

AMIGAGA: TU EXPOSICIÓN ME HA RESULTADO DE LECTURA AGRADABLE Y NATURALMENTE DE MUCHO PROVECHO. El esfuerzo por reflexionar sobre la propia práctica --¡vaya que es difícil!- nos lleva hacia una autoconciencia progresiva de lo que somos, queremos ser, y podemos ser.
Superando ideologías comunes, donde existen buenos y malos. ¡¡¡Y garrotazos a los malos!!! Odio a los perversos. Yo, ángel.

Profesora Blanca "Sembrando Consciencia" dijo...

Creo particularmente, que no deben existir buenos y malos, la educacion debe estar por encima de eso, no debemos permitir que el arbol no nos deje ver el bosque. No se si lo logro pero al menos lo intento, y creo que el esfuerzo vale. Muchas Gracias, Maximo sus comentarios siempre son bienvenidos.

Escritores de Basavilbaso dijo...

Blanca: estoy convencida que todo esto, que volcamos en este espacio, tiene que ver con una visión diferente de nuestra profesión, con sobreponernos a las pequeñeces de todos los días, de luchar por aulas habitables, sueldos dignos, muebles e inmuebles, pero también por luchar para que exista la reflexión pedagógica en nuestras instituciones. ¿Qué estamos haciendo en nuestras escuelas? ¿Por qué no estamos contentos con la profesión que elegimos? ¿Quién nos "aplastó" el cerebro, el ánimo, la esperanza,la visión de futuro? ¿Por qué no podemos remontar vuelo?
Seguramente te pasará como a mí y a muchos de nosotros, encontrarte con colegas que nos preguntan...
¿Y para qué estudias?
¡Pobres de espíritu!

Sergio dijo...

Ante el artículo, uno debe masticar, callar, salirse, mirar y mirarse. Es bastante, al menos para mi.

Profesora Blanca "Sembrando Consciencia" dijo...

Estimado Sergio y Lourdes, a mi tambien me preguntan siempre para que estudio o me perfecciono, es precisamente porque uno se cansa de repetir lo que otros dicen pero para tener criterios y poder separar la paja del trigo debemos estar preparados, el conocimiento y estos espacios de reflexion nos deben servir para eso para no repetir lo que los demas nos hacen decir. Chicos la educacion es una herramienta muy válida apropiemonos de ella, es la unica manera de salir adelante, a no bajar los brazos, a no desanimarse, eso es lo que los demas quieren de nosotros. Un beso

Florencia Pérez dijo...

Realmente hay mucho para pensar.
Solo me pregunto una cosa considerando nuestra calidd de seres humanos, ¿no nos autoexigimos mucho?
No sé, leyendo el primer párrafo del texto me dió la impresión de que hay muchas indicaciones de cómo ser buen docente, pero ultimamente las indicaciones me agobian.
Sugiero que simplemente seamos flexibles y humanos.
Yo creo que es imposible cumplir con todo lo que proponen los que "saben"
Creo que debemos frenar y mirar a nuestro alrededor. Solo eso. Un paso para comenzar, un paso por vez.
A veces los docentes nos sentimos muy interesados por la realidad social, por las prácticas educativas. Sin embargo, miramos tanto para adentro que olvidamos ver hacia afuera.
Solo una reflexión en voz alta.
cariños!!!

Máximo Chaparro dijo...

Este artículo me dejó pensando. Volví a él, enriquecido por los colegas que lo han comentado. Todos, incluído el de Flor de Jacarandá, me da la impresión, de alguna manera u otra, miramos hacia adentro en cada comentario, y pensamos en lo que estamos haciendo, porque lo hacemos, que deseamos para nuestros gurises y jóvenes, si debemos ser flexibles y no exigirnos demasiado o cosas imposibles.
¡Que tarea la nuestra! ¡Qué noble!, ¿no?
En mi caso,les cuento mi experiencia, los alumnos son la razón de gran parte de mi vida. Llevo, como les pasará a Ustedes, los rostros de cada uno, entristecidos, alegres, asombrados, aburridos, dormidos. Y ellos, en diálogo, me llevan al mundo de la vida.
Un cordial saludo.
Máximo