martes, 13 de mayo de 2008

Utopías: Imaginarios sociales

Se ha convertido el libro de Tomás Moro uno de los principales referente que ha tenido la historia al proyecto Utópico por su dimensión filosófica, literaria y política, escrita en 1516, en el que los personajes describen la situación social que vivía Inglaterra en esa época. En éste marco se introduce el relato de un marino que narra su experiencia como náufrago en la isla de Utopía.
Podemos definir a la Utopía como “región que no existe en ninguna parte, un país imaginario.”
Es en éste país en donde se entrelazan y mezclan cuestiones de tipo políticos, sociales, religiosos, que sin lugar a dudas producen en el que las lee un contenido de alto nivel de ensoñación y quimeras, además de atender y contener una carga importante de valorizaciones y valorizantes que forman un entramado semántico de carácter intencional.
Es en éste país donde el imaginario Social construye una ciudad distinta a la conocida que sobresale por sus instituciones, ubicada en otra parte, definida como un espacio-tiempo imaginario, que se opone diametralmente a la sociedad real.
Es decir que en ésta narración Moro recurre a un todo indisoluble entre la imaginación y el saber, a decir del saber propio de los intelectuales.
En el texto tropezamos con un juego erudito y poético de tramas narrativas del discurso, de anécdotas, de desvíos, etc. Además de un componente lúdico y erudito muy bien expresado que no hace más que movilizar a intelectuales y vulgares.
“Este juego no le quita nada a la exigencia intelectual y moral del texto. Por el contrario corrobora la convención sobre la que apoya la seriedad de su ficción, y por consiguiente de su mensaje que debe ser descifrado por el lector mismo: un mensaje que es tanto un llamado a la imaginación, como al saber de aquél y cuya ambigüedad es intencional.
Es por eso que desde lo imaginable se puede sostener una comunidad política ideal, que no existe en otro lugar y que no tiene cabida sino en el propio imaginario que se abre al saber, es decir que su legitimidad está dada por su búsqueda desinteresada.
“Este derecho y este poder solo son legitimados precisamente por su status intelectual en el que la imaginación misma está alimentada y guiada por lo racional por el saber que el mismo posee.”
Es por eso que es tan importante el aporte que hizo Tomás Moro al imaginario social de un nuevo paradigma no como algo que produce bienestar y felicidad por un tiempo breve, sino que el discurso utópico construye desde el imaginario social complejas relaciones desde ideas filosóficas, movimientos sociales, corrientes ideológicas, manteniendo un dinamismo social y una actitud esperanzadora colectiva actuando como verdaderos agentes de cambio capaz de concretar los sueños emergidos de la sociedad.
Para hacer un poco de historia de éste término tan controvertido y ambiguo, podemos decir que al comienzo de éste texto se afirmó que el elemento valorizante en las utopías es su contendido imposible, soñador y que solo los soñadores políticos lo podían hacer.
También observamos que en la República de Platón, se presenta este discurso utópico como forma de presentación de un “proyecto de legislación ideal”.
Hay algunos autores que denominan a los textos utópicos “novelas políticas” que tienen por finalidad presentar obras con un alto contenido de perfección, subrayando lo que debiera ser, accediendo a la felicidad como un hecho futuro e inalcanzable.
Otra terminología aparecida era la de Ficcionar: “Es imaginar caracteres morales y políticos para transmitir verdades esenciales del orden social.”
Es pues que a partir de éste término se comenzó ya no como un género literario sino como investigación histórica, reflexión histórica, análisis sociológico y se descubre sus diversas implicancias desde el arte hasta los diferentes movimientos sociales.
Nombraremos solo algunos, Saint-Simon, Fourier, Owen fieles defensores del socialismo utópico defendiendo una sociedad emancipada en la que no existiera el dominio de unos seres humanos sobre otros y de Karl Marx y Engels del socialismo científico, en la que una futura revolución la clase proletaria debería en una primera instancia apropiarse de los aparatos del Estado, y en una segunda instancia suprimirlo, por los cuales éste último sostiene que sus ideas se construyeron sobre las espaldas del socialismo utópico.
Marx “reconoce el carácter socialista de las ideas utópicas que animaban a las revueltas populares y en particular al de algunas resultas campesinas e interpretar estas utopías como otras tantas manifestaciones de profundos sentimientos de las masas oprimidas.”
Es decir que por un lado las utopías toman el carácter valorizante que ingresa al marxismo como predecesoras del marxismo científico y por otro, la óptica está puesta sobre el imaginario y lo afectivo, transformándose así en manifestaciones repetitivas de revuelta social y de un futuro comunitario. Este carácter comunitario se puede ver en segundo plano en las obras de Marx, quien por motivos desconocidos no da rienda suelta a su imaginación social como si temiera caer en un sueño, o en el carácter ilusorio de su posición. Pero de esta manera no hace mas que afirmar un poderoso sueño movilizador que marcó profundamente el imaginario colectivo hasta nuestros días.
Para Sorel (1904) el sentido específico y la valoración peyorativa están expresados por la oposición utopía/mito y el autor acusa al marxismo de haber inmovilizado un mito en la utopía. Para este autor la utopía es el camino de llegada, de sus realizaciones últimas y de sus hechos, la utopía es utilizada como un instrumento, ajenas a las masas y que solo facilita su manipulación. En cambio el mito es una fuerza, es el producto de una conciencia colectiva producido por la espontaneidad de las revueltas de las masas, no se discute solo se adueña de las mismas.
Para Karl Mannheim (1936) la utopía está siempre determinada históricamente: en ella se manifiestan las aspiraciones, los ideales, y los sistemas de valores de los grandes movimientos sociales, es decir, que no se cataloga como una precisa expresión literaria sino como una visión global del mundo es decir la manifestación social de una conciencia histórica.
Baczko sostiene que algunas posturas limitan y restringen los enfoques metodológicos a un corpus definido por un género literario, pero se corre el riesgo de encerrar esos mismos textos y de volverse incomprensibles en los imaginarios colectivos.
Otro enfoque sería el de efecto unificador de fenómenos que se hallan atomizados y representan solo una forma del imaginario social y no funciona de un modo aislado con respecto a las demás formas. Aquí se trabaja con las fronteras movedizas de la utopía: su parte de rigor podría ser minimizado con precauciones metodológicas y terminológicas.
Para éste autor cobra importancia el segundo enfoque por lo interesante que resulta explorar otras metodologías pero que en definitiva el resultado siempre será complementario.
Conclusión:
Después de haber leído a éste autor hemos llegado a la conclusión de que el imaginario social ha existido y existirá, más allá de la forma en que fueron representados, cada uno en su época, y se puede decir, que desde la época de la Revolución Francesa, donde el imaginario estaba representado no por imágenes, sino por los discursos políticos efectuados en la época, fueron representados en pos de la construcción de una nueva sociedad, una sociedad más justa, donde los desprotegidos tuvieran su lugar dentro de la sociedad.
Es el momento actual donde la sociedad necesita de los imaginarios para poder trabajarlos como elementos movilizantes y transformadores de una sociedad apabullada por la desigualdad y las injusticias. Es a través de la educación que muchos de estos elementos se podrían poner en marcha, la literatura es un medio muy importante a tener en cuenta para construir una sociedad libre de desigualdad que es lo que todo ser humano aspira para la sociedad actual.
Trabajar la utopía desde los imaginarios podría convertirse en un ingrediente mas que interesante ya que las utopías sociales aparecen en época de crisis como rechazo a un orden social existente, y la sociedad actual está ávida de una alternativa de cambio basada en valores morales, éticos y políticos acorde a una sociedad más justa, como propuesta de una nueva forma de vida.
Bibliografía:
 Braninslaw Baczko, Los imaginarios sociales. Memoria y esperanza colectiva, Ed. Nueva Visión, Buenos Aires 1979.
 Moderno Diccionario ilustrado de la Lengua, Editorial Sopena, Edición especial para Argentina Tomo I,II,III.

2 comentarios:

Escritores de Basavilbaso dijo...

Muy buen artículo Blanca. Lo de ficcionalización es lo correcto, ya que no todo es imaginario. Debemos tener en cuenta que Moro escribió esta obra "Utopía" en el momento que estaban circulando todos los comentarios acerca de las tierras transitadas por los navegantes por una nueva ruta inaugurada por el "intrépido" Colón. Las crónicas de viajes circulaban entre ávidos lectores que buscaban anoticiarse de nuevos rumbos para su propio crecimiento, para salir del caos europeo, de la falta de horizontes. Si comparamos los paisajes descriptos por los cronistas y el que aparece en la obra de Tomás Moro, podemos ver las coincidencias, así como en la obra literaria de Shakespeare, "La Tempestad", aparecen elementos naturales similares.
Como dice Máximo no podemos desprendernos de "el mundo de la vida". Esta necesidad de figurar nuevos mundos, situaciones sociales y políticas impensadas, economías solidarias con los que menos tienen, parten de nuestra visión del mundo, de lo que concemos de otros lugares y lo que puede proyectar nuestra mente con nuestra investigación y estudio.
Buen texto para mi portafolio ya que tengo un dossie que toca el tema y me viene al dedillo para incluirlo como otra lectura para reflexionar.

Gracias por compartirlo.

Profesora Blanca "Sembrando Consciencia" dijo...

Estimada Lourdes: me alegro de que el articulo te ayude como tema de reflexion, yo incluso lo hice pensando desde ese lugar, creo que nuestro gran desafio sera buscar otras alternativas para esta coyuntura.Que bueno que podamos compartir lecturas, gracias a vos tambien por tu aporte. Un beso, Blanca