domingo, 16 de diciembre de 2007

El sentido de la Libertad. Desde los Griegos a los Cristianos

Tema :









Introducción
Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que el tema de la libertad ha sido y será por mucho tiempo uno de los temas mas importantes que ha desvelado a muchos filósofos, tratando de encontrar algún tipo de respuesta a este interrogante. Respuesta que Hanna Arendt fue buscando y que por cierto en ésta breve reflexión comparte con nosotros un punto de vista distinto sobre la libertad y por el cual se puede o no estar de acuerdo, pero que en definitiva rescata el valor de la libertad que le daban los Antiguos Griegos.
















Hanna Arendt comienza su reflexión sobre la libertad, sosteniendo una contrariedad entre la conciencia y lo conciente, asignándole al primero la categoría de responsabilidad, mientras que al segundo le asigna lo dado por la vida, los acontecimientos de la vida diaria, orientadas según el principio de causalidad. Es entonces que se presentan como dos libertades, una interior y otra exterior; la exterior plasmadas en los asuntos prácticos, más precisamente lo político, y la libertad interior sujeta a la causalidad, que no puede aplicarse a los asuntos humanos porque esto no es una prueba de libertad sino que significa que no se pueden conocer todos los factores implicados que entran en juego en el otro., como tampoco en nosotros mismos. Por eso se establece que la causalidad no es más que una categoría mental que sustenta un orden en el mundo de lo sensible. Aparece así la dicotomía entre ciencia y ética o entre libertad práctica y no libertad teórica, presente en la vida cotidiana y principio de partida de ambas. Pero Kant supo resolver esto mediante “una razón pura” o teórica y “una razón práctica” cuyo eje central es el libre albedrío, situado en la percepción exterior.
Es en el campo político donde la libertad adquiere verdadera significación ya que considera a la misma no como un problema sino como un hecho de la vida cotidiana y por el cual ni siquiera se merece cuestionar, por lo que en realidad la libertad es la “raison d éter” [1]de la política, y el campo en que aplica es la acción. Antes de ser un atributo del pensamiento y de la voluntad, la libertad se entendió como la condición de hombre libre, para serlo el hombre debe liberarse de las necesidades de la vida.
Esta libertad es tomada como contraria a la libertad interior y por lo que los hombres son capaces de escapar de la cárcel externa y sentirse plenamente libre.
Es a través de conocer la libertad exterior, mundana, tangible es que se podrá gozar de la libertad interior, esto se aprende de la relación que tiene el individuo con los otros. Esta libertad es la de un mundo organizado políticamente en el que cada uno puede comprometerse.
Puede decirse entonces que si no existiera un espacio público donde todos podrían manifestarse la libertad dejaría de existir, es decir que la libertad como un hecho real y la política coinciden y se relacionan entre sí como dos caras de una misma moneda.
Pero la definición de libertad política como libertad potencial de la política es lo que ha justificado todo este tiempo a los gobiernos como garante de la seguridad y ha sido el fundamento que han utilizado los gobiernos totalitarios para hacer su aparición. Dice Hanna Arendt “nos inclinamos a creer que la libertad empieza donde termina la política.” [2] y ha servido en el origen de la teoría de Hobbes y Spinoza donde la política esta relacionada con la seguridad.
Pero en el siglo XIX y XX se amplio la brecha entre libertad y política, interpretándose a la misma como un proceso vital de la sociedad, denominándose corriente que fluye sin impedimentos, pero no libertad. De esta manera la libertad es un hecho contingente a la política en donde el gobierno la utiliza para no sobrepasar sus propios límites.
La libertad relacionado con la política tiene que ver como decía Arendt “la libertad de dar existencia a algo que no existía antes, algo que no estaba dado”[3].
Entonces la acción de ser libres ha de estar dada por la motivación y la finalidad ya que son los factores determinantes y la acción es libre ya que es capaz de trascenderlos.
En la medida que la acción es libre porque no se encuentra bajo influencia del intelecto ni de la voluntad, surge lo que Arendt llamó principio que son los que operan desde afuera y se ponen en marcha una vez que la acción está comenzada. Es decir que “el principio inspirador se manifiesta por entero solo en el acto mismo de la ejecución”; [4] es decir, que la manifestación de los principios solo se puede realizar a través de la acción y puede repetirse constantemente. La libertad se manifiesta cuando esos principios se ponen en marcha, es decir, ni antes ni después, porque el significado de la libertad está dado por la acción propiamente dicha.
Si sostenemos que la política es la continuidad de la existencia de las instituciones depende de algún modo de la acción de los hombres, esto se ve reflejado en la acción de los hombres en el que el estado funciona como un producto de la propia acción y como conservadores de su propia existencia.
Para Arendt el vocablo político nunca fue mejor utilizado como en la época de la Antigua Grecia donde se le dio el verdadero valor y la ocupación exacta en ese campo. Es decir que la libertad y la política era la relación precisa y armónica para establecer sus propios objetivos, y establecer que el fin de la política es la libertad, un espacio donde no existan esclavos, ni sometimientos de ningún tipo, por lo tanto, estarían dentro del ámbito de lo “virtuosismo” –superioridad de las artes interpretativas- como sostenía Maquiavelo, y es aquí donde ocurren los fenómenos políticos aún cuando no sean producto de la acción.
Para la historia el problema de la libertad se convierte en decisivo con la aparición del cristianismo y es ahí donde se iguala la libertad con el libre albedrío, mientras que en la antigüedad la libertad era solo concerniente a la política y fuera de la filosofía, con el cristianismo se descubrió que la palabra libertad no tenía relación con la política pero sí con la historia de la filosofía y se convirtió en un problema cuando desde la filosofía pudo plantearse lo que pasaba en la interrelación con uno mismo y su propio yo, por tanto el libre albedrío situaba un conflicto de la propia voluntad, produciendo un parálisis y encierro dentro de sí misma, es decir un querer y no querer al mismo tiempo. Esta dicotomía plantea en el sujeto una necesidad de autocontrol por lo que los antiguos griegos reflexionaron de “tomar el corcel del alma”.[5]
Pero no es sino en el conflicto mortal de intenciones y deseos mundanos donde aparece la opresión y en donde las consecuencias fatales que obtuvo la teoría política de aplicación de la libertad y capacidad humana de la voluntad se puso de manifiesto, o sea, el poder con la opresión o el ejerció del poder por encima de los demás.
Volviendo a la libertad como problema filosófico vemos que fue a partir de sustentarse en la voluntad y en la relación con el propio yo donde comienza el conflicto, o sea, donde la libertad se convierte en libre albedrío; es por ello que el ideal de Virtuosismo, deja de existir, porque es en la acción en donde hace su paso la fuerza de voluntad, como un ser manifestado en acción, se convierte así en soberanía, ideal del libre albedrío, sosteniéndose la política dentro de conexiones y lazos futuros, como elemento garantizador de las incertidumbres, pero que no mantienen comunicación entre los ciudadanos y donde cada uno piensa en sí mismo, por lo tanto estamos ante un Estado opresor que en la trilogía filosofía, libertad, libre albedrío se convierte en una ecuación que lleva a la negación de la libertad humana.
Es por eso Hanna Arendt sostenía que “ los hombres que quieren ser soberanos, deben rendirse a la opresión de la voluntad”..”...“si los hombres quieren ser libres deben rendirse a la soberanía”.[6]




Conclusión

Llegar a una conclusión final no es fácil ya que es un tema muy difícil, principalmente porque la que escribe no ha contado con debida preparación disciplinar al respecto, pero que sin embargo realizó todos los esfuerzos para entender de forma correcta el pensamiento de Arendt . En esta breve reflexión se trató de interpretar el sentido de libertad que le dio la autora a la libertad relacionada con la política, claro que visto desde un a perspectiva totalmente distinta y por el cual el vulgo no está acostumbrado a relacionar. Pero su teoría es de suma importancia para poder discernir el verdadero significado de la palabra libertad, plasmada en la acción, o sea en mi accionar con el otro, pero no desde el punto de vista de la voluntad o libre albedrío o disposición interior sino que a través de mi relación con el otro, ya que es él quien juzga, interpreta y valoriza mi acción. Es entonces pertinente, aclarar que todo esto solo se puede realizar si se cuenta con una “polis” que es el lugar exacto donde se pone de manifiesto las acciones.
Creo que fue de sumo interés para quien realiza este seminario tratar de interpretar la teoría de la Praxis y relacionarlo con la libertad.

[1] Fotocopia. Hanna Arendt, Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexión política, Ed. Peninsula 1996, Barcelona
[2] Idem
[3] Idem
[4] Idem
[5] Idem
[6] Idem

1 comentario:

Máximo Chaparro dijo...

Se ha borrado mi comentario, me parece.
Tu trabajo, querida colega, es muy ueno. Has penetrado en una tema complejo y apasionante. Y tu abordaje a H. Arendt es pertinente. Estoy asombrado. Te felicito.
Máximo