sábado, 12 de enero de 2008

ATARDECER

Atardecer,
metamorfosis,
transición.
Movimiento necesario
hacia la penumbra.

Lentamente desaparece
de nuestros ojos
la luz del sol,
intensa, trascendental.
Alimento de la vida.

Crepúsculo...
el sol se esconde
y deja su luz
atrapada en la tierra
para nosotros.

Se esfuma, leve,
para dar paso
a un nuevo estado.
La oscuridad
acaecida en noche.

Y junto a ella
se acercan
la soledad,
el pensamiento y
la reflexión.

Descanso
obligatorio para
de nuevo empezar.
Viaje permanente
hacia otro día.


3 comentarios:

Florencia Pérez dijo...

Precioso poema.
Lo relaciono con un video que vi en donde se invita al "movimiento" un movimiento que nos permita ser, que nos permita avanzar en la vida desde nosotros mismos para lograr "ser" en mayor plenitud.
El cambio como manera de poder modelar nuestra propia escultura, nosotros mismos: obra y autor.
Gracias por estas palabras

Máximo Chaparro dijo...

"Viaje permanente
hacia otro día".

Federico, intensa poesía. Me has dejado con la melacolía del atardecer que poseo encima. Gracias por este texto. Máximo

Juan Ignacio Lugli (Nacho) dijo...

Esa intensidad de la que Máximo habla, la que se da en la experiencia de tu presencia querido amigo. Presencia, a veces, que atormenta. Pero siempre intensa, en constante inquietud... Y esas "soledades"... ¿"sólo" para vos? y esas noches ¿qué hay del crespín?
Un abrazo.
Nacho.