viernes, 4 de enero de 2008

Carne Viva, en/por Mariano Mariani

¿Para quién escribimos? Es una pregunta que nos deberíamos hacer antes de comenzar, pues en estos tiempos en que existen tantos lenguajes como grupos humanos evadir los escollos de estas elites o islas lingüísticas se presenta necesario. Trataremos entonces de utilizar los términos menos problemáticos que se puedan para llegar a los que mas podamos. Las palabras que siguen tratan de expresar la impresión de un estado general del hombre que me circunda, es un intento sincero por captar un mas acá. Las palabras que precedieron dan ya una primera característica, el método o sea el camino es redundante si se lo quisiera denominar, pues es sentir que el sentimiento es la nota vertebral y dominante de nuestra época, la razón o el pensamiento discursivo esta subordinado a este. Si la letra (o el pensar) no toca la sensibilidad es obsoleta, la coherencia lógica o argumentativa no son determinantes ni elocuentes, por eso hoy en día la imagen las a reemplazado o es aceptada mayormente, pues no se tolera las “explicaciones”. Cualquier asiduo lector podrá constatar esta apreciación, pues lo que se busca en una lectura es un estado perceptible sensitivamente, un escalofrió, lagrimas, sonrisa, serenidad, ese suspiro, cuanto mas carnal sea mas efectiva se mostrara la comunicación. Tras una lectura insípida solemos decir “ese autor no me dejo nada” pues se anhela una impresión que quede en nuestra piel y se quiere solo a los escritores sanguíneos, esos que a pesar de morir desangrados logran mover las palpitaciones a un ritmo inusual. Lo mismo ocurre ante un discurso de un maestro (en sentido amplio), este a de mantener contacto continúo de su discurso con su sentir, pues la desconexión es percibida por el auditorio como un hablar inútil. El sentir es motor hoy en día del accionar y del pensar factible, (aunque existe la posibilidad de un pensar que no toque para nada nuestra sensibilidad) en este sentido poco nos separamos de la actitud y el obrar de un niño, ellos mantienen un pensar epidérmico continuo, basta con admirarlos para constatar lo dicho. Las presuntuosas especulaciones actuales son movidas y contenidas por un sentir, si se desconectan de la carne son palabras forzadas. Hay ejemplos históricos de grandes pensadores que al terminar sus obrar quisieron quemarlas o destruirlas, tales ejemplos muestras que las letras solo eran ya el cadáver de algún sentimiento vivo que movió la mano. Las relaciones ínter-sujetivas, al parecer, se rigen bajo el mismo criterio, solo bajo un sentir patente son mantenidas, sin este, que hoy en día es de una fugacidad misteriosa, se disuelven. Lo mismo para un plano intra-sujetivo de ahí el esfuerzo, a veces improductivo, por mantener un plan rígido que unifiqué todo nuestro obrar, solemos romper nuestras promesas o proyectos con una rapidez cada vez mas veloz. En la raíz del sentimiento hay una inquietud constitutiva que empuja al hombre a mantenerse en el sentir, de esta manera nuestra vida se siente viva. El fin de hoy es sentir, no me es valido llenar esta palabra, pero no hay medios, salvo el mismo sentir. Los mecanismos racionales aunque con pretensiones de un pensar superior no evaden un sentir carnal, hasta la mas oscura, laberíntica o extasiada mentalidad necesita palpar su experiencia en su corporeidad, ningún pensador podrá negar que después de grandes esfuerzos mentales no a sufrido de agotamiento físico, por dar un argumento. Nuestra razón no ha llegado más allá de la carne, nuestro pensar, nuestro actuar no es más que en pos de ser carne viva.

7 comentarios:

Silvina Carraud dijo...
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Juan Ignacio Lugli (Nacho) dijo...

¡Muy buenas las inferencias, probemáticas, me atrevo a decir, que nos has presentado a partir del texto de Mariano, Silvina! Muy sugerentes. Podrían ser el puntapié inicial de un gran debate que gire en torno a la validez o significación intrínseca de un texto determinado.
Admirable.
Muchas gracias por abrirnos los ojos a tal reflexión.
Nacho.

Mariano dijo...

En estos tiempos en que la comunicación es difícil, a pesar de su masividad y pluralidad de formas, uno cree quedar encerrado en sus islas lingüísticas, sin embargo, Silvina y Nacho, me alegra tocar al menos por algún flanco sus intereses. Creo que podríamos pensar y no es mi novedad en re-definir él termino razón, racionalidad y sus derivados, ya que arrastramos la visión moderna, aunque bastante deformada en estos pagos, un gran desafío seria atisbar al menos unas palabras al respecto. En ese sentido me atreví a dar esas palabras.
Por ultimo agregar que la función de un texto, además de las que has expuesto muy bien Silvina, puede ser la de simple provocación. En educación es un recurso utilizado a menudo, también para pensarlo.

Gracias por darle un poco de vitalidad a esas letras.

Mariano

Silvina Carraud dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Máximo Chaparro dijo...

Mariano, gracias por esta reflexión. Gracias a los demás foristas que la han enriquecido, por lo menos, para mis ojos oscurecidos.
Es verdad ... sin el sentir, la idea queda en un mundo sin sentido... Y esto hoy lo vivimos con mucha fuerza. Por suerte. El sorprendente Aristóteles diría: " si sós una animal con logos ... tu logos es el de un animal...brioso, enfermo, triste, alegre, pacífico". Incluso el logos matemático, o el de la propia Lógica.
Máximo

Sergio dijo...

Marianito...¡Estábamos tan bien hasta ahora!
Lo anterior es solo una chanza. Lo estoy masticando, no es para comerlo de un bocado.
Mirando a la naturaleza, esta situación es como la de la vaca;primero comer... luego rumiar.
Creo que el nudo en cuestión es "la sensualidad como parámetro vital", y en esto concuerdo con tus expresiones.
Las relaciones suelen ser tan fugaces como las "sensaciones", que vienen y van. Se cofunde el Amor con sentir amor, aunque el Amor a veces se pueda sentir. Gravísimo,creo yo. Y así vemos que ante la menor crisis de "sensualidad" o "sensaciones", parejas terminan hechas añicos, amistades se trituran, y se descubre con pavor la ausencia de proyectos, de un sentido, de la convicción.
El discurso, las palabras tienen un alcance, expresan significatividades, incluso cualificando en lugar y tiempo determinado se puede hallar el arbitrario convenio que les da vida. Existe un signicado objetivo, construido desde la intersubjetividad; de no ser así, la comunicación sería mera ilusión, y no lo es. Tal es así que en este momento vos y yo nos estamos comunicando, aún más allá de nuestra subjetividad, aunque no sin ella.
Y esto no contradice lo expuesto por Silvina, es otra mirada.
El problema que planteas de nuestra actualidad es evidente: vivir esta "sensualidad exacerbada" implica la superficialidad, y allí esta su sino, es una sensualidad excluyente de toda posibilidad racional, o que permita al menos el diálogo en la profundidad del ser. Las publicidades son una prueba de ello.
Considero que escindir al hombre en mente, cuerpo y espíritu es una tragedia, pues nos priva de contemplarnos, sabernos, como una unidad compleja, dinámica, expresiva y relacional.
El texto sin sentimientos, en realidad, no creo que exista. Acaso se trate más bien de haber perdido la "sensibilidad" para encontrarlo.
Porque al final, en el caso de un docente, un cura o simplemente de cualquier persona, o es "toda/o ella/él" el que expresa expresándose, o miente.
Este tema es difícil, pero tengo la impresión, y "rumiándolo" me convenzo cada vez más, que has puesto el dedo en la llaga.
Que no nos ocurra que de tanto decir "te amo", o de ver presentaciones "lacrimógenas" al decir de Silvina, nos "insensibilicemos" haciendo de lo extraordinario algo absolutamente vulgar, en el sentido negativo del término.
En este tiempo donde "dar" suele tranquilizar conciencias, me parece importante que veamos en el proceso de la comunicación un "dar-se", que es mucho más profundo y verdadero que simplemente decir.
Un abrazo

Mariano dijo...

El grito del Chajá.

No ha sido una apostasía de la razón ni una tentativa de suicidio filosófico como el expresado por Albert Camus en su obra el “Mito de Sísifo, ni reconocer por estos pagos el tipo antropológico Decadente expresado por Max Scheler en la “La idea del Hombre y la Historia” donde cita la tesis de Theodor Lessing, durísima e intolerable para algunos oídos, “el hombre, esto es un simio fiero que, poco a poco, ha enfermado de magalonanía, por causa de su llamado espíritu”…. Ni afirmar el sujeto de Nietzsche, el sujeto como ficción y el Heidegger, el sujeto como mero ahí (Da) o lugar de manifestación del Ser, aunque como diría Sergio a estos hay que rumiarlos bastante para asentir. O por otra ladera, con un intento muy optimista, alguien que esta en boga en las escuelas, Edgar Morin, que proclama también un sujeto tan completo pero tan completo…perdón me detengo acá porque el sarcasmo me sale por los poros de la piel. (Solo por curiosidad lean en “La cabeza bien puesta” el Anexo 3. La noción de Sujeto y ayúdenme a que no sea sarcástico o prejuicioso).
Sino que el texto intenta ser una modesta voz de alarma, como aquel grito que pegan algunos pájaros de nuestras tierras, como el grito del Chajá por ejemplo y que se suma a la de otros, a la de ustedes que tan bien han podido abrir y ampliar estas líneas de pensamiento.
Demos un paso mas entonces. Hemos acordado la necesidad de reconocer y rescatar cierta unidad constitutiva del hombre, idea integral hombre, ¿que gastada que esta frase hoy?, (les recomiendo un texto enriquecedor y para no pisar en el aire de un Filosofo de estas tierras “Idea integral del Hombre” por Julio De Zan). Entonces a nosotros nos queda emprender el camino de reconstruir cierta entereza, de ampliar un horizonte, que ya demostrado, la modernidad a reducido. Rescatar a un sujeto que se licua y que parece írsenos de las manos a veces.
¿Por donde empezar? Un camino inevitable es el rescate de nuestra conciencia histórica, idea que rescato en el texto “Legado y posibilidad”, otro es cierto trabajo filológico que anime a las palabras nuevamente, idea que rescato en “Detrás de as Palabras”otro camino es el desarrollo de nuestro espectro de experiencias, Máximo Chaparro (“Epistemología de la Educación”) nos a ayudado a re-significar el vapuleado conocimiento cotidiano y/o del mundo de la vida, etc., etc. Pero como dice Rubén Dri, “Es cierto que el sujeto no se recupera porque elaboremos conceptualmente, filosóficamente, su esencia y la posibilidad y necesidad de su reconstrucción. Pero esa reconstrucción conceptual es un momento fundamental que debe acompañar a la práctica. Ello implica, a su vez, la recuperación y la valoración de la racionalidad. Demás esta decir que implica también la recuperación de la utopía porque, en la medida en que el sujeto pierde el horizonte utópico, muere.”

Caminos arduos y para pacientes andantes.

Seguimos dialogando…