miércoles, 23 de enero de 2008

LUISITO (cuento)

Chamig@s ahí va este cuentito, si así puede llamarse. ¿Tiene alguna relación con nuestra asignatura, "Historia del Pensamiento"? ¿O son locuras mías?


LUISITO

- “ Arbolito,¡ quieto! ¡Dejame dormir! ¡El viento se fue…está lejos…lejos…!” Hecho un ovillo, Luisito quedó dormido en medio de los tres brazos del sauce llorón que emergían de su grueso tronco.
Una brisa suave y rayos tibios jugaban con las hojas verdes del árbol y cuidaban el sueño del niño. Le acariciaban el cuerpo mientras los ángeles le mostraban castillos, montes y ciudades hermosas, limpias y sin ruidos.

- “¡Luisito, Luisito! Otra vez en el árbol. Bajá a cenar”. La voz de Margarita trepaba por la pared del rancho y el cuerpo rugoso del horcón del medio. Arriba del techo florecía el sauce llorón, como protegiendo la desvencijada casita.
- “Bajá, m´hijo…”
Un gurisito de unos siete años sacó su cabecita entre la cabellera del sauce, acarició las ramas y descendió por la escalera de palos que estaba recostada en la casa.
- “Es muy bueno, mi sauce, mamita. ¡Me hace dormir de lindo!”.
- “Son ocurrencias de gurises, m´hijo. El árbol no te cuida ni te hace dormir. No le digás nada a tu padre. Sabés que se enoja con estas cosas”.
- “¿Por qué los animales no les hablan a Ustedes los grandes, mamita? ¿O se han olvidado? Yo te haré recordar, ¿querés?”
.

El barrio de la casa-árbol está ubicado en un inmenso zanjón. El conocido Varadero Sarsotti de la Ciudad de Santa Fe. Rodeado por autopistas y altos terraplenes para contención de las crecidas de los ríos Paraná y Salado. Al norte lo para en seco y lo protege el largo puente carretero que une las ciudades de Santa Fe y Santo Tomé y cruza sobre el Río Salado que desemboca allí mismo en el Paraná. Al Sur está contenido por el alto terraplén que cuida la Ciudad de Santa Fe de las violentas crecidas de ambos ríos; cerca de este terraplén una autopista que sale para distintos lugares. Al Este lo separa una ancha y rápida avenida de circunvalación que lo separa del Barrio Centenario. ¡La única avenida que le da otredad del mundo urbano! Al Oeste nuevos terraplenes que lo protegen de las crecidas del Salado. Allí, entre éstos gigantescos paredones y autopistas, ha quedado un hueco de unas 40 hectáreas Casuchas de todo tipo fueron tapando el barro y la humedad. La municipalidad diseñó una planimetría pero el imperio de la vida se impuso a la burocracia soñolienta. El barrio del olvido se yergue allí, maloliente y mugriento.
Los primeros en llegar ocuparon los lugares más altos; los últimos se acomodaron en espacios eternamente húmedos. Unos palos y unas chapas sirvieron de piso y encima algunas latas como techo. Las paredes eran hechas de cartones, tablas o nylones viejos.
A la menor lluvia Varadero Sarsotti se inunda de forma casi completa; solo algunas casas escapan de las aguas pues no existe ningún desagüe. Hay que esperar la evaporación perezosa y grasienta. Moscas, mosquitos y jejenes completan esa existencia herida.
El ranchito de los Pérez es conocido por todos por un hecho que llama la atención. El horcón central, hecho de un sauce originario de la zona, en lugar de secarse, floreció y era un árbol enhiesto encima de la casa.

- “Tomá la sopa, m´hijo”. Margarita le tendió un jarro humeante y renegrido, un tazón hecho con una lata de duraznos al natural.
Luisito bebió en silencio.
- “Comé esta papa y este pedazo de repoyho, con este pedacito de pan…Después te vas a dormir, antes que vengan tus hermanos y papá.”
- “¿Porqué mamita? Aún es temprano….no es de noche todavía”.
- “Te pondré la cabeza al lado de tu árbol, así nadie te gana el lugar…y él te contará cosas hermosas”
.

Con este argumento el niño apuró la comida y se fue al lugar de sus amores. La madre lo tapó con ropa vieja y al poco rato volaba por mundos azules, verdes, amarillos, rosas. Todos perfumados.

2.-

El amanecer goteaba humedad. La autopista de circunvalación que corría sobre el barrio y donde se recuesta uno de los tantos brazos del Paraná estaba limpia y callada. El río, los árboles, las islas vecinas, transparentes como el cristal, contrastaban con la densa niebla que cubría Varadero Sarsotti. Sobre esa nube lechosa sobresalía en el medio un sauce llorón.
Como insectos emergieron de esa nube gris y pastosa hombres, mujeres y niños arrastrando miserables carritos. Se dirigían a la ciudad. Cirujas mañaneros. Se cruzaron con chiquillas con vestidos cortitos y labios pintados que ingresaban en ese momento al lugar aún informe. Se saludaron y cada cual desapareció entre las brumas o en la lejanía de la ciudad que comenzaba a brillar.
Un sol grande y rojizo abrió sus ojos detrás de las islas. Patos y garzas comenzaron a desperezarse. Algunos dorados, quebrando el espejo, saltaban en el brazo del río: un relumbrón de fuego. Los rayos de luz se metieron en la cóncava niebla y la revolvieron; paladas de luz desde la tierra tiraban hacia arriba la nube mugrienta. Hasta que apareció el barrio todo mojado. De los agujeros de las casas salieron mujeres y una multitud de chiquilines.
Hervía la cacerola en el fogón cerca del rancho.

- “Tomemos, m´hijo, un jarro de mate cocido y nos vamos a laburar ”, sonó dormida la voz de Margarita.
Al rato Luisito y su madre estaban detrás de la casa, en la montaña de basura que habían traído el padre y los hermanos la noche anterior. Separaban con agilidad los trapos por un lado, botellas por otro, papeles en un costado, plásticos en otro. Y de tanto en tanto encontraban restos de comida…era cuestión de lavarla y ya tenían para el almuerzo y a veces también para la cena.
Luisito era el menor de ocho hermanos, todos varones. Solamente tres vivían con los padres. ¿Y los demás? Habían cruzado la rápida y única avenida…desaparecidos. Como sucedía con la mayoría de los chicos de doce o trece años, así como las chicas de la misma edad o un poco mayores. La Ciudad se los devoraba. Volvían en excepciones de visitas, cuando la necesidad apremiaba o el escondrijo era el salvavida.. Siempre de incógnito se retiraban a la brillante ciudad, lejos de las miasmas de Varadero Sarsotti.

- “Terminamos, mamita. Papá no me lleva a cirujear. Lo lleva a Marcos y a Esteban”.
- “Sós muy chico, te llevará cuando te compongás del pecho. Hoy no fuiste a la escuela”.
- “ Me gusta ir a la escuela, mañana iré”
. Se dio vuelta, se acercó a su árbol y lloró en el tronco. Le dijo que los compañeros le exigían integrar una banda para salir a robar, que él no quería…entonces le gritaban marica y le escupían.

3.-

A la vera del río, en la gigantesca y umbrosa soledad, Luisito pescaba con dos cañitas. Había extraído varios moncholitos y mojarras. Al principio sentía mucha pena matarlos hasta que un día un sapo le dijo que si era para su alimento, no temiese…que los pececitos estarían contentos. Era la ley de la vida. Volvió a explicarle y comprendió.
Luisito cuidaba de los sapos, de las ranas y de cualquier bicho encontrado en agujeros, cuevas, matorrales. De tanto observarlos, comenzó a hablar con ellos, y éstos le respondían. Fue un lento aprendizaje.
Por las garzas tenía debilidad. Siempre tan esbeltas, silenciosas, observadoras, capaces de escuchar. Un día le preguntó a una:

- “ Garcita, ¿Por qué siempre tan lejos? ¿Porqué no te acercás?”
- “Tan lejos, ¿de qué?, amigo mío. Estoy cerca”.
- “ Lejos de nosotros, de mí…eso quise decir…”
- “ Sós un niño bueno, acercate despacio”
. Y así lo hizo el gurí, metiéndose entre los pajonales, se aproximó hasta donde estaba la garza.
- “ ¡Qué hermosa sós! Que lindos son tus ojos, garcita!”
- “Agradecé, niño, es un regalo. No es producto mío. Te contestaré sobre mi lejanía…”
- “ ¡Sí, Sí!”.
- “El ser humano es el único animal destructor. Por eso todos le tememos. Así como es capaz de cosas nobles, es violento y puede destruir lo mas bueno y hermoso”.
- “¿Porqué los jefes hacen matar a quien no cumple órdenes?”
- “Por el poder y los placeres torcidos”
, dijo la garza.
- ¿Y por eso hay vendedores de “paco” ?
- ¿Y fiolos?
- ¿Y padres que pegan? ¿Y hombres que golpean a las mujeres y las matan?
- “Sí”
, lloró la garza. Despacio levantó vuelo. Hizo tres círculos alrededor del chico. Se detuvo en el aire, lo saludó y se fue.
Luisito después de haber movido los ojos alrededor de la garza, de forma concéntrica y neurolinguística sintió una gran paz. El cielo azul. Todo quietud.

4.-

Varadero Sarsotti tiene una población en la actualidad un poco mayor a las 2600 personas y es la de mayor crecimiento en la provincia de Santa Fe. La mitad tiene menos de 15 años.
Que todos trabajan es una forma de hablar. Algún tipo de laburo realizan. Algunas mujeres cruzan a Santa Fe y pasan ciertas horas como sirvientas. Otras, con sus chiquitos, también pasan, pero mendigan en lugares estratégicos. La prostitución de mayores, jóvenes y niñas es común. El cirujeo es bastante generalizado entre los chicos, adolescentes y viejos. Algunos hombres son peones de albañil; algunos pocos, pescadores; muchos, changarines en diversas tareas. Y los otros se agrupan para rapiñar en la ciudad, o son fiolos, o venden “merca” dentro y fuera del barrio.
Prácticamente todos poseen los 150 pesos mensuales que da el gobierno a jefes y jefas de hogar.
Hay una sola escuela hecha a pulmón por un cura gaucho. Un jardín de Infantes. Una capilla. Y un comedor para el guriserío. Existen 900 chicos potencialmente matriculables para la escuela. Figuran 100. Aparecen para la hora del almuerzo. Muchos días del año van a clase entre 8 y 12 niños. Es la lógica de la vida; el imperio de la subsistencia, en esa eterna humedad. A menudo el agua permanece semanas y semanas en las casuchas y no da lugar para perder tiempo llenando el coco con cosas inútiles.
Un día un arzobispo, en tiempos idos, fue de visita a esa mugre y le preguntó a un niño, frente a toda la escuela, “¿Qué deseas ser, hijo, cuando seas grande?”.

_ “¡Fiolo!, señor. ¿Y ese anillo, me lo regala?”
. El príncipe de la Iglesia escondió rápido la mano.

En los discursos dirigenciales brilla la pedrería imaginaria, las promesas con juramento, ideales color rosa para un mundo inexistente, mientras en Varadero Sarsotti impera la vida con sus urgencias. Las cosas y la vida por un lado, los discursos y la escuela por otro.

5.-

Las dos maestras despedían a los alumnos.

- “Chicos, los esperamos mañana….”
- “¿Qué te sucede Luisito? Estás triste. Hoy algo sucedió… Contame”
, dijo la maestra mayor, una vez que se habían retirado casi todos.
- “Nada, seño…”, contestó Luisito.
- “¡Vamos, Luis!”, gritó Pichuco, un compañero ya casi adolescente.
Salieron corriendo los dos gurises.

- “Si contás algo, te mato. ¡Sós boleta! La semana que viene, tenés que desvalijar la casa que te indicaré, maricón de mierda”.
- “Chau, Pichuco, hasta mañana”
, contestó Luisito. Su esqueleto de nueve años caminó cabizbajo hacia el sauce llorón. Sin que lo viera la madre se trepó por el rancho y se quedó quietecito en la cuna arbórea.
El sauce había crecido, sus ramas caían generosas para protegerlo de la curiosidad de familiares y extraños. Y para acariciarlo. Una corriente secreta los envolvía y, aunque sin hablar, se entendían. A veces algunos pájaros enlazaban la comunicación del árbol y el niño con sus grititos traductores. Luisito los llamaba con su canto y venían hasta el sauce el jilguero, el cardenalillo, varias palomas, los zorzales, y las garzas cuando la niebla encarcelaba al barrio. Limpio el cielo y el sauce, las gaviotas y el niño eran libres allá arriba, encima de las marismas.

- “¿Sabés, me obligan a robar una casa de unos esposos viejitos? Son degenerados…ratas. Yo no lo haré. Me matarán”.

El sauce se movió y las ramas gruesas crujieron enojadas. Luego las hojas le acariciaron el rostro sin hacerle cosquillas. Después de un tiempo el niño se durmió.
Un zorzal lo trajo a la vigilia.

- “Vamos, Luisito, hemos estado velando tu sueño. Se aproximan las sombras. Se corrió por las islas lo que hoy te sucedió. Hemos venido a visitarte. Estuvimos de consejo mientras vos dormías. Mis compañeros me dejaron el mensaje para que te lo transmitiera, pues la noche los apuraba. Solamente una cosa: “Aléjate de los malos, pues mala junta, pésimo final. Sigue como hasta ahora”.

El zorzal, desafiando la diablura de los gurises del vecindario, entonó una bellísima canción y levantó vuelo. A Luisito le vibró el corazón de alegría.

6.-

Doña Margarita hervía un pobre puchero entre las brasas. Llegó el marido con los dos hijos. Los traía de los hombros. Entró al rancho y los tiró en un rincón sin percibir que allí estaba el hijo menor. Éste los cuerpeó y luego los miró con infinita tristeza. Los acostó con cuidado.

- “Hacen unos pesos y se compran pacos enseguida”, dijo el padre.
- “¿Y qué podemos hacer, viejo?. ¡ Nada! Pienso y pienso, pero nada. Nadie nos da una mano. ¿Y si nos vamos de este barrio?”.
- “¿Margarita, adonde? ¿Debajo de un puente? ¿Y qué comeremos? Aquí podemos sobrevivir”.
- “Los chicos a los once o doce años se van. Cruzan la avenida y los traga la Ciudad. Es mucho mejor vivir allá que acá. Los veo todos los días”
, dijo el padre.
- “Sí, viejo, ¿pero como terminan? Casi todos en la cárcel. O fugados…Muy pocos se salvan. ¿Y el paco les abolla la cabeza! Sospecho que la banda de Pichuco me lo está apretando al menor, hijos de putas!”, lloró Margarita.
- “Pocos se salvan, vieja”, dijo el marido con la voz cansada
- “Nuestro gurí, el menor, parece débil pero es fuerte”, dijo la madre.

Se hizo un silencio profundo, lleno de voces calladas.
Luisito escuchaba la conversación desde el rancho. Se hacía el dormido.

7.-

Faltaba mucho para que amaneciera. La avenida estaba solitaria e iluminada. Hacía mucho frío.
Una pequeña figura, con una bolsita de plástico, cruzó corriendo la avenida y se internó en la Ciudad. Era Luisito.

11 comentarios:

Juan Ignacio Lugli (Nacho) dijo...

Además de la patencia y crudeza de la realidad denunciada, subyace la representación de dos horizontes de sentido distintos que parecen inconciliables cuando se nos despiertan varias de las sugerencias de éste texto. Pienso y me imagino: Oriente y Occidente (ningún el Norte ni el Sur), Europa y la “primitiva” América, la riquezas de ambas fuentes y sus nefastas creaciones. Pero también la presencia en “nuestro mundo” de fuerzas que se tensan como si fueran opuestas: la de la Ciudad del Dominio que todo lo traga – incluso a sus enemigos –, corrupta, del progresismo capitalista (neo-liberal, como se lo llama hoy); frente a la “miseria” y desventajas (así como también, sus ventajas) de aquellos que pueden percibir lo Natural y su grandeza en su cálida pureza.
Presente aquello de la “tristeza” del saber y siempre, también, aquello de Eurípides (bien citado en cierta ocasión por Nimio de Anquín): “duro es el destino”.
Muchas gracias, Máximo por subir un texto tan pero tan hondo; pues, a pesar de lo dicho, sé que no hay palabras para descifrarlo y cifrarlo acabadamente.
Nacho.

Federico Agnello dijo...

Leí tu texto Máximo y quedé impactado. Me has tocado hondamente.

Leí el comentario de Juan Ignacio y no puedo más que hacer silencio y rumiar.

Uno lee, piensa y siente esta, nuestra existencia herida. Entonces mira a su alrededor y ve estas fuerzas contrapuestas y antagónicas. Mira hacia el pasado y con agónica melancolía recuerda la obra de algún prócer medio escondido. Más luego, piensa en lo que vendrá... La Argentina en este nuevo tiempo y ve el imperio de la subsistencia en el orden del 'totalitarismo' de los intereses.

Pero encuentra en el incierto camino el abrigo de los Amigos y Maestros, en los que se recoge y guarda junto a ellos y sus familia el fuego sagrado de la vida.

Un abrazo

Sergio dijo...

Leyendo,rumiando, callando me pregunto hoy: ¿Cuánto de Luisito, del padre o la madre, cuánto del sauce, de las aves y demás animales perviven en mi? Yo no vivo en un rancho, mis ollas son enlozadas o de acero inoxidable, como todos los días y puedo seleccionar. Pero me sigo preguntando:¿No soy yo también Luisito? Acaso la respuesta esté en la esencia, pero también en la trascendencia. Sentir, decía Sofía en uno de sus comentarios a propósito del texto de Mariano, y acaso por allí pueda verse una claridad. La inmaralidad no es niños con hambre, sino adultos "panzones".

Gerardo dijo...

Comparto las reflexiones de Fede, Nacho y Sergio. En todo el árbol de mi ser se conmovieron muchas ramas; cuando se toca la más pequeña de las ramas de un árbol se está tocando, en alguna forma, el árbol entero, incluso la raíz, que no se “ve”.
Máximo planteó que este cuento se relacionaba con Historia del pensamiento... por ese sendero se me ocurrió lo siguiente:
¿Cuántas veces, como Luisito, nos fugamos de nuestro “escandaloso”suelo vital (de America Latina) pasarnos a la ciudad (cruel y aséptica) del pensamiento, olvidando la naturaleza? Menciono la naturaleza por dos motivos: 1) en el cuento es palpable, y va más allá de la analogía ya que: 2) “Es uno de nuestros componentes diferenciales: a) para la ciencia de la Europa moderna, la tierra es extensión, cantidad; b) nunca fue así para nosotros, ni antes ni después de la Conquista ibérica.” esto es del pps Reflexiones finales de la Cátedra Filosofía práctica y DDHH.

Me parece que la analogía es muy profunda, hondísima. A mí me suscitó esta reflexión, entre muchas otras.
No sé si es pertinente. Dialoguemos...

Mariano dijo...

Concretamente y sin rodeos me salta la pregunta ¿Qué hacer? Creo que solo desde ahí puedo y con sinceridad, dar un paso, sin quedar entrampado en demagogias. Recuerdo con un poco de vergüenza una de las experiencias narradas por Sergio en la quinta, donde llevo a cabo la construcción de una plaza para los pibes de su barrio con ayuda de ellos y vecinos.
Un ejemplo claro, lo demás son discursos.

Creo que no es fácil su respuesta.

Máximo Chaparro dijo...

Mariano, no comparto lo que dices. Comprendo tu enojo. La acción, imprescindible por cierto, no se contrapone ni a la filosofía ni a la literatura. Creo que de forma apurada has dicho: son discursos.
La acción, en todos sus órdenes, tiene sus exigencias profundas. Si no las respetamos, se produce el desorden.
Siempre me viene a la cabeza una imagen quie me viene hace años: la aldea y la mentalidad aldeana. Quien vive dentro de la aldea cree que la realidad termina allí. Quien sube a un alto risco, ve nuevos horizontes. Y a partir de ello surgen posibilidades de nuevas acciones.
El Arq. Carlos Borra, un carísimo amigo, tiene un Proyecto para modificar Varadero Sarsotti. Es necesaria mucha entrega. Estás invitado a sumarte.
Máximo

Máximo Chaparro dijo...

CHAMIG@S: me ha faltado aclararles algo.
Varadero Sarsotti es un barrio marginal que está detrás del Centro de la Ciudad de Santa Fe. Antiguamente era un barrio floreciente ... un embarcadero importante y además, allí fabricaban barcos, algunos muy conocidos. ¿Que quedó de todo ello? Lo que les cuento, en "LUISITO".
Menciono en la respuesta a Mariano al Arq. Carlos Borra, una excelente persona. Fué quien llegó a mi casa a pedir colaboración para un Proyecto: modificar ese amontonamiento anegado nuestro, para convertirlo en un barrio.
Es mucho lo que se ha andado. Y golpeado puertas de universidades, ministerios, etc. etc.. Heos estado y charlado durante mucho tiempo con hombres y mujeres de Varadero Sarsotti.
El Proyecto de Borra, así le llamo yo, contmpla la modificación de ese sector, contemplando muchísimos aspectos: trabajo, escuela, modo de escolaridad, salud, etc. etc. Y se puede. Claro que el rédito , en palabras de conveniencia, no existe. Entonces se cierran las puertas.
Cuando viviten Santa Fe, los acompañaré a Varadero Sarsotti, de donde salen los chiqilines que duermen en la terminal y cercanías. Y piden en los semáforos. Naturalmente que todo esto que les digo los hemos verificado.
Algún día se concretará el Proyecto de Carlos borra, y Varadero Sarsotti puede llegar un barrio digno y hermoso.

Mariano dijo...

A ver si nos entendemos y no tomamos caminos esquivos. ¿Que hay que hacer? pregunto, responderse y hacer, lo demás es palabra.. NADA MÁS. Aclaro que es una incitación a no perdernos en los discursos utópicos, también explícito que no me refiero a comentarista o forista en particular. Un cuento de esta talla es ACCION muy valedera pues abre los ojos, luego preguntarnos, responder y moverse en consecuencia.

Gracias

Escritores de Basavilbaso dijo...

¡¡¡PERMISO!!!
Conversación de hombres chamigos, me permito el bocadillo para agradecer a Máximo este "CUENTITO" pleno de imágenes, de sabiduría, de sentimientos, de preocupación y de invitación a la acción, en cosas sencillas, en oidos atentos, en manos extendidas, en grandes y pequeños proyectos paralizados por la burocracia.
Pienso en todo el dinero que se derrocha en tantas niñerías, en ostentar el poder, en politiquería.
Pienso en todo lo que podemos hacer los ciudadanos que tenemos oportunidad de cambiar la historia de gente como la familia de Luisito y no lo hacemos por comodidad o por impotencia ante las trabas.
Pienso...

Florencia Pérez dijo...

Máximo el cuento me ha representado la vida de mis alumnos, muchos de ellos que seguramente viven situaciones similares. Es cruel la realidad y lo más difícil, es cuando te encontrás con personas que no pueden palpar ni siquiera por lejos, estas tramas sociales que dejan a miles de niños sin más posibilidades de las que tuvo "Luisito". Siento que somos una sociedad adormecida que no puede ver más allá del propio destino y esto entorpecerá mucho la gestación de cambios. Creo que los cambios fundamentales se deben gestar desde abajo hacia arriba porque "los de arriba" no miran hacia abajo.
Gracias por tu relato y por tocar este tema que en lo personal me inquieta y me desvela desde mi quehacer en la educación.
Sergio me encantó tu expresión sobre "adultos panzones" me parece igual, luchemos desde nuestro lugar en este mundo para no tener la panza tan grande.
Cariños para todos!

Sergio dijo...

Luisito, evidentemente disparó emociones, dolores, anhelos, sentimientos, ideales, objetivos, sentidos.
Y eso marca cuán necesitados estamos de espacios de expresión, debate, reflexión.
Comparto con Mariano la necesidad de trascender el discurso, en especial conociendo esta parte de la geografía, donde no existe un verdadero compromiso de los sectores intelectuales en las transformaciones sociales. Existen excepciones, obviamente, pero como intentos aislados y voluntaristas la mayoría de las veces.
Queda claro, para mi, que la riqueza humana, los recursos, la materia prima sobra... nos falta construir un proyecto, e involucrarnos en él. Un proyecto que nos una, que sintetice metas, modos y caminos. Que nos posibilite una ingeniería tal que "Luisito" no sea el objeto beneficiario de un programa, sino el sujeto pleno de dignidad.
Digo, tal vez ya es hora de soñar, pero embarrándose las manos, como lo dice Máximo.
¡Qué bueno que podamos tener estos debates! ¿No sería genial poder instrumentar también estos espacios cara a cara? Porque la muletilla "no tengo tiempo" esta demasiado gastada y ya nadie se la cree.
Si no hay tiempo para lo importante: ¿Entonces para qué?
"NO ES PERMANECER, NI TRANSCURRIR, NO ES PERDURAR NI ES EXISTIR, HONRAR LA VIDA.
HAY TANTAS MANERAS DE NO SER, TANTA CONCIENCIA SIN SABER... ADORMECIDA
MERECER LA VIDA NO ES CALLAR Y CONSENTIR, TANTAS INJUSTICIAS REPETIDAS
ES UNA VIRTUD, ES DIGNIDAD,
Y ES LA ACTITUD DE INDENTIDAD MAS DEFINIDA,
ESO DE DURAR Y TRANSCURRIR,
NO NOS DA DERECHO A PRESUMIR,
PORQUE NO ES LO MISMO QUE VIVIR
HONRAR LA VIDA.
NO PERMANECER Y TRANSCURRIR
NO SIEMPRE QUIERE SUGERIR...
HONRAR LA VIDA;
HAY TANTA PEQUEÑA VANIDAD,
EN NUESTRA TONTA HUMANIDAD...
ENCEGUECIDA.
MERECECER LA VIDA ES ERGUIRSE VERTICAL,
MAS ALLÁ DEL MAL DE LAS CAIDAS.
ES IGUAL QUE DARLE A LA VERDAD,
Y A NUESTRA PROPIA LIBERTAD,
LA BIENVENIDA.
ESO DE DURAR Y TRANSCURRI,
NO NOS DA DERECHO A PRESUMIR
PORQUE NO ES LO MISMO QUE VIVIR
HONRAR LA VIDA